En la jornada de interrogatorios realizada el 24 de marzo por los fiscales que investigan el millonario fraude en Carabineros, declaró el General (r) Flavio Echeverría, quien se desempeñaba como jefe de la Dirección de Finanzas de la institución.
Según la publicación de The Clinic, en la diligencia, el imputado declaró que inició su participación en el año 2008, y no en 2011, como se presumía. En su primera incursión, recibió cerca de $30 millones -ese año llegó a percibir $60 millones- y fue receptor de fondos irregulares hasta el año 2012.
Por otra parte, señaló que intentó desviar el foco central de la indagatoria hacia el uso discrecional del 10% de los gastos reserados de los uniformados, un total de $60 millones anuales frente a los $13 mil millones desviados por la red de defraudación desde 2010 hasta ahora, haciéndo énfasis en que se les daba otro fin al que inspira la ley ya esos con estos recursos se les daba un destino distinto al que inspira la norma, porque se habrían comprado regalos para los generales y sus esposas en navidad, por ejemplo.
Destaca la compra de relojes cuando los generales pasan a retiro, lo que correspondería, señala, estar fuera de la ley.
También, según consigna el medio, el General (r) afirmó en su declaración que obtuvo $420 millones en dineros de procedencia irregular, teniendo pleno conocimiento de que estaba cometiendo un ilícito y no haciendo nada durante años para frenar las irregularidades.
A diferencia de otros personeros involucrados que facilitaron sus cuentas corrientes a cambio de una comisión del 10% y luego devolvieron fondos a los cabecillas de la red -el excoronel Jaime Patricio Paz Meneses (50) y los comandantes, Héctor Emilio Nail Bravo (45), Pedro Enrique Valenzuela San Martín (49) y Robinson Domingo Carvajal Leiva (47)-, Echeverría se quedó con el 100% de los dineros. En 2009, relata, con parte de los dineros se compró un Jeep Grand Cherokee negro.
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Fiscal Eugenio Campos comunicó que la revisión de una segunda cuenta de la institución concluye que existen otros $ 2.900 millones que habrían sido malversados, lo que se añaden a los $ 10 mil millones a los que se hacía referencia.
En su declaración, incluso Echeverría sostiene que en los años 2011 y 2012, cuando asumió como jefe de tesorería, intentó finalizar con las prácticas anormales, pero que no hizo denuncia alguna porque formaba parte del proceso de defraudación y que en 2015, cuando recibió el aviso del Banco, instruyó a Paz Meneses, quien también era parte de la operación fraudulenta, que investigara.
En paralelo, señala que recibe consultas de los generales Gonzalo Blu, de Inteligencia; y Julio Pineda sobre la indagatoria y estima que no es necesario dar información sobre estas gestiones al general director, Bruno Villalobos.
Además revela que el montaje para maquillar cifras y extraer recursos desde Remuneraciones operaba desde aproximadamente el año 2004.