China, el país que más contaminantes libera a la atmósfera, redujo significativamente sus emisiones en los últimos meses debido a las medidas restrictivas adoptadas ante la emergencia sanitaria originada por el coronavirus.
Así lo evidencia la observación desde el espacio realizada por la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA) y la Agencia Espacial Europea.
Las cuarentenas, restricciones al movimiento de personas y paralizaciones productivas han significado una caída sorprendente en los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) -uno de los principales contaminantes producidos por la combustión en las ciudades- de entre un 25% a 40%.
Pero este paradójico efecto colateral de la crisis sanitaria es apenas un respiro para el planeta, afirman los académicos de la Universidad de Chile e investigadores del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, Nicolás Huneeus y Anahí Urquiza, quienes advierten además la posibilidad de que la próxima reactivación económica sea a costa del medio ambiente.
“Este es un evento que va a tener un efecto pasajero en términos de contaminación y moderado en relación al cambio climático, principalmente por la permanencia de los gases de efecto invernadero en la atmósfera”, comenta Nicolás Huneeus,
En este sentido, marca una diferencia entre la dinámica de los gases de efecto invernadero directo, como el dióxido de carbono (CO2), y los “contaminantes criterio”, como el dióxido de nitrógeno (NO2), que son los que se han mostrado a través de la observación satelital.
El fenómeno de la disminución de contaminantes visto en Asia y Europa sería algo distinto en Chile, tanto por la matriz de emisiones a nivel local como por el invierno que se avecina.
Nicolás Huneeus indica, en primer lugar, que nuestra realidad difiere de la europea, que cuenta con sistemas de calefacción menos contaminantes en términos de material particulado, o de lo que ocurre en China, donde parte importante de las emisiones están asociadas a la industria.
Plantea que el hecho de que las personas estén en sus casas, disminuya el transporte y haya menor actividad humana en general hace que bajen las emisiones. Sin embargo, “una de las mayores fuentes de contaminación en ciudades de la zona centro-sur es la calefacción, particularmente aquella generada a partir de la leña".
Por lo tanto, si esto se alarga durante el invierno es probable que tengamos el efecto contrario, que el COVID-19 en vez de reducir la contaminación la aumente, porque la gente se quedará más en sus casas y las calefaccionarán para tener una temperatura de confort. "Puede que haya más emisiones y contaminación incluso en horarios en que normalmente se mantienen más bajas”, advierte el especialista.