Rodrigo Fuster es académico, especialista en agua y en una salida al Cajón del Maipo con estudiantes de la carrera de Ingeniería Recursos Naturales Renovables responde su teléfono para conversar con T13 sobre gestión hídrica.
Rodrigo, Chile enfrenta la peor sequía de la historia y expertos nos han comentado que en el país hay agua, sin embargo el problema es de gestión ¿comparte esta aseveración?
“Yo creo que eso es aplicable en partes de Chile. Hay una parte importante del país en donde la demanda de agua supera la capacidad de los sistemas. Y eso requiere no solo gestión, sino que también considerar disminuir la demanda. Sin embargo, es cierto que con mejor gestión se podrían abordar de mejor manera los problemas de escasez”.
En Chile "hay agua subterránea, pero no conocemos muy bien la calidad y cantidad del recurso"
El 2021 terminó con más del 50% de las comunas bajo decreto de escasez hídrica. ¿Qué hacer para mejorar esta situación al corto plazo?
“La escasez decretada en las comunas es en base a información de precipitaciones y caudales que la Dirección General de Agua genera a partir de una condición de extraordinaria sequía, es decir, menor disponibilidad de agua de lo esperado como normal. Porque te digo esto, porque hay una confusión entre lo que es escasez y sequía. Estamos viviendo una sequía de magnitudes no vistas antes que lleva a que muchas comunas estén con este decreto a escasez. ¿Cómo se aborda a corto plazo? Bueno, ajustando la demanda. Pero creo que el Estado debería jugar un rol más preponderante en regular o incentivar al control de la demanda. De esa manera podríamos estar mejor preparados”.
Tu hablas de control de la demanda, pero ¿cómo hacerlo considerando que el consumo doméstico es menor que otras industrias?
“Ojalá tuviese la certeza para encontrar la respuesta a la solución. Pero son un conjunto de esfuerzos. En el consumo humano se puede hacer un esfuerzo en la ciudadanía, para reducir la demanda, no por el impacto sino que para reducir la vulnerabilidad de la comunidad a una potencial falta de agua. Pero claramente son las otras actividades las más demandantes, como la agricultura, en donde se puede regular su consumo de acuerdo a la demanda. Y eso, históricamente, lo han hecho los agricultores: cuando se ve un año malo en temas hidrológicos los agricultores que tienen cultivos anuales tienden a reducir su superficie agrícola. Hoy, sería importante tener un instructivo a reducir la superficie de cultivo anuales en los que puedes hacer eso. Se debería poder regular, como Estado no tenemos atribuciones para ello, pero se podrían generar incentivos en esa dirección para que al menos en 2022 estemos mejor preparados para una condición de sequía.”.
Mencionas este instructivo, pero qué pasaría si no se toman medidas…
“En relación a las actividades productivas, es necesario un ajuste de la demanda a condiciones de menor disponibilidad... cualquier medida que busque aumentar la oferta, como construir embalses, de generar traspasos de aguas, o plantas desaladoras, son medidas a orientar la oferta. Y eso demora mucho tiempo en su implementación y además no son garantías para solucionar el problema, sino que van a servir para atenuar. La medida urgente es la planificación. Me imagino que el mundo de la agricultura se está cuestionando si va a plantar lo que haría en un año normal.”.
A propósito de lo que mencionas. Te refieres a acciones vinculadas con la agricultura, medio ambiente, sociales e infraestructura. Uno tiende a pensar que hay un tema de institucionalidad acá. Crees que debería existir un organismo tipo Banco Central, pero del Agua, que permita aunar objetivos de los distintos ministerios?
. “(Ríe) No tengo una respuesta concreta. En el pasado, para el diseño de la última política nacional de recurso hídrico, yo planteaba por qué no pensar en un ministerio del Agua. Creo que lo que tenemos es insuficiente. La dirección general de aguas tiene pocos recursos económicos y humanos. Hacen lo imposible para sacar la tarea adelante, pero no tienen el respaldo político. Luego de ello, hay atribuciones que son limitadas, porque tenemos una división de las atribuciones de los temas del agua que es monstruosa. Claramente se requiere una institucionalidad con mayor poder político, que disponga de recursos en todo ámbito, no solo de dinero. Y que tenga esa potestad interministerial. Es tan transversal y crítico el tema del agua que evidentemente una dirección en un ministerio no es suficiente para el tema del agua. El agua cumple múltiples funciones. Hay que tener la capacidad de ver esto de la manera más holística posible”.
Para cerrar, pudieras enumerar cuatro claves para enfrentar el problema hídrico...
“Wow. Me colocas en aprietos, pero en primer lugar la mirada sistémica. El tema no es solo físico, sino que son sociales, ambientales y productivos. Es necesario mirarlo desde esa óptica. Segundo, creo que hay que abordarlo de acuerdo a la realidad territorial del país. Hoy no ocurre los mismos problemas en las cuencas de Chile. Tercero, hay que plantear propuestas que estén planteadas a la reducción de la demanda y no solo a la generación de oferta. Y cuarto, es necesario estar pensando en el futuro. Lo que está ocurriendo hoy día es evidencia de que las condiciones de escasez tienden a hacerse más normales. Eso habla de que tenemos que implementar medidas de adaptación que no nos hagan menos vulnerables y más resilientes a escenarios futuros. Es probable que este año u otros, a futuro, volvamos a tener un año lluvioso o normal de acuerdo a nuestra historia, pero lo más probable es que tengamos años cada vez más secos. Pero lo que sí va a ocurrir es que el aumento de la temperatura va a seguir su camino. Y en ese sentido nuestra capacidad de acumular agua para todo Chile está en la cordillera. Y en la medida que pase esto tendremos menos capacidad de almacenamiento natural, por ende, a futuro tendremos menos agua disponible. Y en ese escenario nos tenemos que hacer cargo hoy día. Importante es la adaptación a escenarios a futuro”.