Los extractos inéditos del libro de memorias que trabajaba el teniente Ojeda antes del crimen
La promoción de 2012. “Soy oficial de aviación del Ejército (…). Fui designado a la Unidad en Frontera, específicamente en la población de Nula, Estado de Apure”.
- “Estos pueblos fronterizos se caracterizan por su alto índice de violencia generada por los grupos guerrilleros (FARC y ELN) provenientes de la República de Colombia, y el gran flujo de contrabando y narcotráfico”.
Corrupción. “La unidad se encontraba específicamente en la localidad de Santa Cruz de Guacas, Estado de Apure. Alrededor había dos poblados cercanos. La ciudadanía convivía cercanamente con los funcionarios militares, por lo que su obediencia no tenía barreras”.
- “La población estaba condicionada y preparada para ser dócil frente a la arremetida corrupta impuesta en todos los servicios «administrados» por los uniformados”.
- “El pago de coimas por surtir combustible en la estación de servicio era una actividad armónica y muy bien programada”.
- “Si me hubiera apegado a la norma de un «oficial revolucionario», y hubiera pedido por mi servicio un monto diario («el pote») por realizar mi beneficio, viendo los puntos de control o alcabalas como «mi oportunidad», lo más probable es que no estuviera redactando estas líneas”.
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La detención de 2017. “Se me hizo llegar una información acerca de una reunión en la ciudad de Caracas, capital del Estado Venezolano, en la cual debía estar presente el lunes 27 de ese mismo mes (marzo de 2017) a las 9:00”.
- “Supuestamente, era una reunión de carácter informativa”.
- “Antes de ir a la ciudad de Caracas, me dirigí a las instalaciones de la 92ª Brigada Caribe ubicada en la población de Guasdualito, Estado de Apure; unidad superior donde se encuentran las instalaciones de la 9209a Compañía de Francotiradores, en la cual cumplí funciones como oficial adjunto”.
- “El ambiente dentro de la unidad era tranquilo”.
- “Unos minutos después, un sargento tocó la puerta de mi habitación y me informó que el capitán comandante de la Compañía quería hablar conmigo de forma urgente”.
- “Salí en dirección a mi vehículo. Lo encendí. Esperé aproximadamente cinco minutos, y coloqué el vehículo en marcha de retroceso, repentinamente un vehículo del despacho de la oficina del general entorpeció mi paso. Me vi forzado a frenar. Descendió el coronel segundo, comandante de la Brigada, Marco Tulio Álvarez Reyes, alias «el Machetico»”.
- “Muy apresurado, se bajó, abrió la puerta de mi vehículo, y me apuntó a la cabeza con su arma de reglamento. «Teniente, maldito traidor…»”
- “Solo pensaba «¡Me montaron una trampa!»”.
- Los cargos que se formularon en contra del teniente Ojeda fueron “rebelión, instigación a la rebelión, motín y traición a la patria”, consignó entonces el medio Notizulia.
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La tortura. “Mientras el gas pimienta corría por mi rostro, pasaron una cuerda por mi cuello para realizarme una sesión de asfixia mecánica”.
- “Pisaban mis manos, golpeaban constantemente mi cabeza. Luego de un largo rato, obviamente estaban agotados. Se sentaron frente a mí, con la ingenua actitud del policía bueno y malo, preguntando: «¿No quieres hablar?»”.
- “«Dinos todo y se acaba esto; si nos colaboras, nosotros podemos ayudarte». Esta pregunta confirmaba que no tenían nada en su poder que me incriminara”.
- “Me mantenía con un «no sé nada» que los irritaba, y arremetían en mi contra con descargas eléctricas para ver si con eso lograban alguna respuesta”.
- “Eran sesiones interminables donde ataban los cables a los extremos de mis orejas, en los dedos meñiques de las manos y en los tobillos. Rociaban la capucha negra con agua para evitar que entrara oxígeno”.
La fuga de Ramo Verde. “Los preparativos comenzaron a finales del mes de octubre (de 2017) (…). El 30 de noviembre fuimos trasladados al Tribunal Militar”.
- “Durante el traslado de regreso a la cárcel, cuando pasábamos por la vía que conducía a la ciudad de Caracas, distrito Capital, hasta la población Los Teques, Estado de Miranda; hice un gesto y con palabras muy sigilosas le dije al compañero que estaba enfrente: «Dime dónde, tú conoces el camino»”.
- “Él conocía el lugar por donde transitábamos, estaba a la espera de su señal con la que comenzaríamos la operación”.
- “Cuando me dijo «¡Listo, acá es!», tomé aire y pasé al puesto delantero colocándole las esposas al joven oficial. En ese mismo momento mis compañeros, que se encontraban en la parte posterior del vehículo, redujeron al custodio, colocándoles las esposas y desarmándolo mientras les repetía en muchas oportunidades: «colaboren que esto no es contra ustedes»”.
Llegada a Perú. “Luego del exilio de Venezuela, permanecer en Colombia no era para nada seguro”.
- “Esa noche me quedé en una habitación en Cúcuta, al día siguiente fui a una oficina de Migración”.
- “Una oficial de Migración me informó que la solicitud de refugio debía hacerla en Bogotá; y una vez iniciado ese proceso, me darían información sobre mi futura condición en el país. Del resto no me garantizan nada”.
- “Este sería mi primer shock psicológico por el que tenía que atravesar: no sabía muy bien cómo moverme en este nuevo entorno”.
- “Un par de compañeros que habían logrado escapar unos meses antes de Venezuela me habían advertido de esta posible situación, y me aconsejaron que viajara lo más pronto posible a donde ya estaban erradicados, a Perú”.
- “Así comenzó mi travesía desde la República de Colombia, atravesando la frontera de Ecuador hasta pisar tierra peruana”.
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Guaidó. “Luego de transitar en el exilio por varios países, en el año 2019, estando instalado en la República de Chile, continuaba con mi peregrinaje para intentar indagar más acerca de los acontecimientos políticos y militares que se estaban llevando a cabo para la Libertad”.
- “Ese mismo año, siendo uno de los más importantes para la lucha contra la tiranía, se había establecido un nuevo liderazgo nacional, pero ahora sobre la imagen del político Juan Guaidó”.
- “Sin duda alguna fue un hecho de connotación internacional”.
- “Eso estaba sacudiendo la mesa, no solo política, sino militarmente”.
Reuniones en Chile. “Desde mi llegada a Chile, mantuve relación con un grupo de oficiales que ya se encontraban en este país, los cuales me invitaron a participar en diferentes reuniones que se estaban gestionando en un reconocido parque de la ciudad, con motivo de intentar darle una dirección a futuras acciones militares”.
- “Yo no era el dirigente, solo ocupaba un espacio más, pero (…) mi opinión tenía peso”.
- “Todos se querían sumar, pero la realidad era que nadie tenía claro a qué se sumaban. Los «políticos» venezolanos no tenían en mesa una planificación militar, y si existía, la dilataban hasta llegar el punto de mermar por completo o entregar a los más vulnerables”.