A dos años de la promulgación de la Ley de Alimentos -que entró en vigencia en 2016- un estudio de la Universidad de Chile, denominado "Identificación de los efectos del etiquetado de alimentos en el comportamiento del consumidor", analizó los efectos del etiquetado "Alto en..." en las preferencias de los compradores.
Y los resultados fueron concluyentes: en el cereal, por ejemplo, la etiqueta de advertencia reduce la probabilidad de que el producto sea adquirido en un 11.0%, mientras que en los jugos disminuyó un 23,8%, según consignó La Tercera.
Sin embargo, las cifras preoucupantes surgieron a a raíz de las dos categorías restantes (chocolates y dulces/galletas), en las que no encontraron mayor variabilidad en las preferencias del consumidor chileno.
¿Las razones? En los cereales y jugos, en tanto, se aprecian cambios ante una mayor posibilidad de sustitución en la compra o de prescindir de ésta.
En las galletas y chocolates, en cambio, el etiquetado difícilmente incorporó una información nueva. Además, “tampoco había muchas opciones importantes sin etiquetado", señaló Carlos Noton, investigador del Instituto Milenio MIPP, y uno de los autores del estudio.
“Mientras las personas tengan posibilidades de diferenciar productos (es decir, que no esté todo etiquetado de la misma forma) y vean simplemente que un producto podría ser más dañino para la salud que otro, entonces las elecciones serán más fáciles”, agregó.
Una tarea que, no obstante, exige un rol activo de los proveedores, ya que son ellos los que finalmente mejoran la composición de los productos, según Daniel Schwartz, académico de ingeniería industrial de la U. de Chile e investigador del Instituto Milenio ISCI.
"Obviamente esto requiere que la información sea transparente y que la autoridad vele que los productos mejoren en su calidad, más allá de los sellos“, añadió.