No eres el único. En medio de las manifestaciones que se siguen registrando en Chile por distinas mejoras en la calidad de vida -como salud y pensiones, entre otras-, el estrés ha comenzado a afectar a muchas personas.
Y es que mientras aún no se ve una salida a la crisis, continúan las marchas pacíficas, los enfrentamientos con carabineros y los destrozos que generan algunos grupos violentos.
Estos síntomas no discriminan por edad, grupo socioeconómico o sexo, según explicó Ricardo Bascuñán, psicólogo y académico de la Universidad Central, quien entregó varias recomendaciones para manejar estas sensaciones.
Cómo ayudar a los niños
Uno de los grupos más afectados son los niños, que según el experto reaccionan de forma distinta dependiendo de su edad, personalidad, del contexto donde viven y de la relación que tienen con sus padres y familiares.
"Siempre es importante que los adultos logren sintonizar con las características que tiene cada niño, y a partir de eso ver si es conveniente explicarles, dejarlos que vean televisión, etcétera. Los niños pueden reaccionar con temor, estando más irritables, pueden aumentar las pataletas y otros pueden aislarse", asegura Bascuñán.
El psicólogo indica que es clave que los adultos estén interesados en las cosas que le importan a los niños, preguntándoles qué opinan, que piensan, cómo se sienten y qué creen que pasará después.
"Los adultos tendemos a no profundizar en las cosas que le pasan a los niños, debemos hacerles preguntas, pero si no quieren hablar no hay que obligarlos y siempre es importante decirles que estamos disponibles para ellos, dispuestos a escucharlos y prestarles atención", dice el académico.
Si aún así los niños no quieren hablar y los vemos afectados, Bascuñán recomienda conversar con la familia e invitar a algún tío o padrino cercano al niño, que se lleve bien con él, lo que puede ayudar a que el pequeño exprese sus emociones.
El experto también aconseja que a la hora de discutir durante algún almuerzo o sobremesa, es importante hacerlo en buenos términos, priorizando escuchar atentamente y sin gritar ni intentar cambiar la opinión del otro.
"Los niños tienden a ser más afectivos que cognitivos, entonces se verán impactados al ver que dos adultos discuten acaloradamente. No se centrarán en el contenido, sino en la forma", dice Bascuñán.
"Hay que recordar que los niños son nuestro futuro y aprenden mucho por la imitación, por eso, si queremos que sean buenos ciudadanos es necesario que tengan buenos modelos, que vean adultos capaces de debatir, conversar y respetar otras opiniones", agrega.
"Lo que aprendan durante estos días será clave para cómo se desempeñarán en el futuro, por lo que si queremos construir una mejor sociedad debemos basarnos en el respeto, la tolerancia y en crear soluciones", concluye.
¿Qué pasa con los adultos?
Según el especialista, como estamos en un proceso de tensión histórica, el que estemos irritables agotados, ansiosos y que veamos que las cosas no mejoran son reacciones esperables.
"Es probable que las personas no duerman bien y es importante que destinen algunas acciones para minimizar estos síntomas, como evitar exponerse a imágenes o información impactante antes de dormir", afirma Bascuñán.
"También debemos tener espacios en los que podamos distraernos, que pueden ayudar a que la transición durante este proceso sea lo menos compleja posible, sin sentirnos culpables ni indiferentes a lo que estamos viviendo en el país", agrega.
Bascuñán también recomienda modificar la forma en que estamos discutiendo, pues "nos estamos equivocando en la forma de decir las cosas, más que en los contenidos, ya que la historia de cada adulto afecta en gran medida a la posición que adopta en la discusión".
"La gente que sufrió violencia política tendrá una postura frente a eso. La respuesta violenta puede ser explicada pero no justificada. En este momento, asumir posturas extremas es muy fácil y el diálogo debe permitir acercarnos", concluye el experto.
Cómo asistir a adultos mayores
El psicólogo recuerda que "es importante que como familia aprendamos a valorizar a nuestros adultos mayores, darles un buen trato y colaborar con las situaciones cotidianas a las que ellos deben enfrentarse, como ayudarlos a transportarse y acompañarlos a sus horas al médico".
Respecto a la sensación de inseguridad e impotencia que los adultos mayores puedan sentir al ver lo que está ocurriendo, Bascuñán indica que "ayuda mucho que llamemos a nuestros padres o abuelos y les comentemos que estamos bien, mantener los canales de comunicación ayuda a reforzar la seguridad a nivel familiar".
"Nosotros como jóvenes debemos alejarnos de situaciones amenazantes para evitar el riesgo y confirmar esos miedos que ellos sienten", complementa.
El especialista también recomienda enseñarles a mantenerse informados por distintos canales.