El "lado b" del impacto ambiental del coronavirus en el mundo
Por Gianfranco Marcone, meteorólogo de Canal 13 y fundador de Chileweather
En estos días de cuarentena hemos estado sobreestimulados por información del COVID-19 y sus múltiples análisis a nivel mundial y nacional. Existen un sin fin de escenarios y puntos de vista y uno de esos escenarios ha sido los beneficios ambientales o consecuencias ambientales que ha dejado esta pandemia.
Comenzamos con las diferentes conductas de la fauna: en Santiago de Chile vimos un puma caminando por las calles de una de las comunas que se encuentra en cuarentena total; jabalíes paseando por Barcelona, en España; delfines nadando en las costas de Cagliari, en Italia; patos recorren tranquilamente París, en Francia; en la provincia de Yuan, China, 14 elefantes aprovecharon el aislamiento humano y comenzaron a caminar por viñedos en busca de comida, los animales ingresaron a una granja y se encontraron con cientos de litros de licor de maíz y consumieron 30 litros del vegetal fermentado, luego fueron encontrados a metros de los toneles durmiendo la siesta en un campo de té; deambularon ciervos por las aceras y pavos reales en los patios de Madrid; entre otros tantos episodios que se registraron desde el inicio de la cuarentena por el Covid-19 en distintas partes del mundo y demuestran que la ausencia de actividad humana tiene un impacto importante en la naturaleza que sólo ahora podemos notar, la diferentes especies con las cuales coexistimos nos están demostrando que son capaces de “Sanar” si les damos un respiro.
Por otra parte, debemos considerar el lado B de los impactos ambientales asociados a esta pandemia. Hace un par de semanas comenzó a circular una foto de mascarillas desechables en espacios naturales, la organización Oceans Asia junto con WWF Hong Kong detectaron una cantidad alarmante de mascarillas quirúrgicas a orillas del las playas de Hong Kong. La dudosa, mala o nula disposición final de estos articulos quirurgicos llevaron a que las mareas y el viento las arrastraran hasta la orilla del mar saturando diversos ecosistemas marinos.
La pregunta es, ¿qué hacemos con los artículos desechables preventivos que comenzamos a usar? Debemos considerar que eliminar estos artículos de forma correcta evitará la propagación del virus; los guantes y mascarillas se recomienda depositarlos en una bolsa doble e incluso triple (hogares con casos positivos) y deben ser depositados junto con todos los residuos que no se pueden reciclar (en algunos puntos limpios corresponde al contenedor gris). En el caso de las botellas de alcohol gel tenemos diferentes tipos de plásticos los cuales los puedes clasificar según la composición por ejemplo;
TAPA: Generalmente es plástico tipo 5 por lo que es reciclable. Si en tu ciudad no se recicla este tipo de plástico, úsalo en ecoladrillo.
ETIQUETA: Por el pegamento no es posible reciclar, la opción es usarla para ecoladrillos.
ENVASE (PET): Separa de la etiqueta y tapa, quitar el pegamento (con alcohol es más fácil). Lava, enjuaga, seca y recicla, pero recuerda que Antes de RECICLAR la mejor opción es REUTILIZAR. Puedes rellenar los envases con más alcohol gel o utilizarlos para tus viajes y llevar shampoo, crema, desodorante hecho en casa, etc.
También es importante mencionar que los recicladores de base generalmente trabajan de noche, viéndose afectados por el estado de excepción constitucional, rigiéndose por toque de queda que declaró el gobierno chileno, siendo afectados directamente en sus labores. Diversas organizaciones que prestan el servicio de reciclaje a la comunidad decidieron cerrar debido a la crisis sanitaria mundial. Una forma de ayudar es consumir lo estrictamente necesario y compostar para reducir nuestros residuos.
No podemos dejar de mencionar una de las principales alteraciones ambientales a nivel mundial: la disminución de dióxido de nitrógeno. El NO2 es un contaminante gaseoso del aire que se forma cuando los combustibles fósiles se queman a altas temperaturas, es perjudicial para la salud y un precursor del ozono cercano a la superficie que también tiene efectos adversos para la salud y los ecosistemas.
Considerando que China es un país manufacturero, una potencia mundial en economía y por consecuencia, uno de los países con los índices de contaminación más altos a nivel mundial, los 60 días obligatorios de cuarentena establecidos por el gobierno de dicho país tuvieron un notorio impacto atmosférico. La NASA y la Agencia Espacial Europea publicaron imágenes satelitales que mostraron una alta caída entre enero y febrero de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) en el aire del gran país asiático y, como lo mencionamos anteriormente, uno de los más contaminantes del planeta.
Éste fenómeno no sólo ocurrió en el país de origen del COVID-19, sino que también ocurrió en Italia y España. En el país vasco, las concentraciones de NO2 han disminuido en promedio en un 64 % tras las medidas decretadas por el estado de alarma contra el coronavirus y de seguro próximamente tendremos información sobre la relación de confinamiento, reducción de actividad económica y la disminución de la contaminación atmosférica en todo el mundo.
Es importante mencionar que si el confinamiento termina, como esperamos todos que así ocurra, volveremos a la industrialización y a los altos niveles de contaminación por lo que el efecto beneficioso será solo temporal. Esto no es suficiente para que la acción climática se detenga, la emergencia climática continúa debido a que los gases de efecto invernadero que hoy en día están por sobre las 400 partes por millón en su concentración, continúan en niveles nunca antes vistos y perdurarán por muchos años. Este fenómeno social que está ocurriendo hoy en día por la gran pandemia que nos afecta como comunidad, no es suficiente para disminuir esos niveles de GEI por ser un fenómeno de temporalidad baja.
Es muy importante tomar este período de cuarentena como aprendizaje y ,¿por qué no, re pensar nuestra forma de actuar y nuestra forma de consumir? Somos la especie más nociva que habita este planeta y eso es algo de lo cual tenemos que hacernos cargo ¡ya!