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Director de la Onemi a 10 años del 27/F: "El manejo de emergencias es radicalmente distinto"

Director de la Onemi a 10 años del 27/F: "El manejo de emergencias es radicalmente distinto"
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Ricardo Toro destaca entre los principales cambios la instalación de oficinas regionales, que funcionan 24/7, y el sistema de alerta a través de celulares. "El terremoto de 2010 constituyó un punto de inflexión para el desarrollo de capacidades que requería Chile para enfrentar las emergencias", asegura.

Como un “punto de inflexión” en el manejo de emergencias. Así califica el director de la Onemi, Ricardo Toro, el terremoto y posterior tsunami que remeció la zona centro sur de Chile en 2010, donde dos millones de personas resultaron damnificadas. 

La emergencia devastó gran parte del borde costero y dejó en evidencia las falencias en el manejo de emergencias del organismo en ese entonces presidido por Carmen Fernández, y que enfrentó causas judiciales por la fallida alerta de tsunami.

“El manejo de emergencias es radicalmente distinto, en el sentido de de que se ha incorporado una tecnología que nos permite tomar decisiones en el mínimo de tiempo”, asegura Toro en entrevista con T13.cl

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-Fue el quinto más largo de la historia, con 800 mil damnificados, 500 fallecidos y 100 desaparecidos. ¿Qué lecciones nos dejó el terremoto de 2010?

El avance del sistema de gestión de riesgos de desastres en Chile y Onemi ha sido sustancial, justamente porque el terremoto de 2010 constituyó un punto de inflexión para el desarrollo de capacidades que requería Chile para enfrentar las emergencias, y ahí en ese momento vino una comisión internacional que estableció 75 recomendaciones que debíamos mejorar, prácticamente todas esas están cumplidas, y está orientado fundamentalmente a la necesidad de elaborar una institucionalidad a través de una planificación estratégica de incorporar fuertemente las acciones preventivas y de preparación que requiere el país, y especialmente también optimizar todo el sistema operativo de alerta temprana que fueron los principales problemas que ocurrieron en ese terremoto.

-Si pudiera hacer una autocrítica desde la institución. ¿Cuáles fueron los principales errores de la Onemi hace una década?

Más que una autocrítica, yo diría que no existían las capacidades que requiere un país para enfrentar el gran escenario y afectación que produce un terremoto de esas características, es por eso que lo más importante a partir de ese momento fue crear esas capacidades que faltaban. Pongo un ejemplo: hoy día tenemos direcciones regionales en todas las regiones, con más de 15 funcionarios, con centro de alerta temprana 24/7, conectados al sistema de alerta de emergencia, y el centro de alerta de emergencia acá en la zona central, que nos permite estar conectados 24/7, y por lo tanto ocurre un evento, un terremoto en cualquier momento de la noche, el sistema se activa, van a empezar las alarmas de inmediato, con todo el sistema de alerta temprana que hemos implementado, y que en ese tiempo no existía.

Hoy día tenemos sistema de videoconferencia para conectarnos con los comités de operaciones de emergencia regionales, antes estaba muy limitado en ese sentido. Se requería una mayor coordinación de los organismos técnicos con Onemi, lo que hoy está totalmente solucionado, con protocolos que están actualizados y que están en permanente entrenamiento y uso para poder ir incorporándose lecciones aprendidas, tanto de Chile como del punto de vista internacional. Por lo tanto, hay un sistema que está funcionando mucho más integrado y con capacidades que no existían y que hoy sí contamos

-¿Cómo ha cambiado la institucionalidad en el manejo de las emergencias?

Lo primero es que habiendo ocurrido un terremoto y tsunami, indudablemente toda la primera parte del desarrollo del sistema y de Onemi fue orientado a poder enfrentar esta amenaza que tuvimos las consecuencias de lo que ocurrió en 2010, y en ese ámbito el SNAM, que es el sistema nacional de alerta de maremoto, conformado por el centro sismológico nacional, por el SHOA y por la Onemi establecieron protocolos mucho más rigurosos y actualizados que permitieran establecer la parte de activación y de coordinación de estos tres organismos, además hubo desarrollo de capacidades propias de los organismos técnicos, como fue de transformar un servicio sismológico perteneciente a la universidad de Chile en un centro sismológico con más de 50 funcionarios con dedicación  exclusiva, que permiten desarrollar e integrar las capacidades de una red sismológica que era bastante precaria en ese entonces a una red con más de 400 instalaciones de última tecnología, que permiten una red de observación que en menos de 5 minutos se puede determinar cuál es la magnitud, la posición  y el tiempo de un terremoto y posteriormente también ver cuál es el comportamiento del suelo ante un terremoto determinado.

A eso se suman los avances que ha tenido el SHOA en cuanto al monitoreo de los tsunamis con todas sus capacidades que ha permitido que con sus instrumentos puedan determinar si el terremoto puede traer un tsunami o no, y en eso uniendo todas esas capacidades conjuntamente con el centro de alerta temprana en un hecho o objetivo reducimos de 20 minutos que se demoraba en determinar ese factor a 5 o 6 minutos, que es lo que tenemos hoy día, con  un sistema totalmente integrado y que nos permite tomar decisiones casi inmediatas cuando ocurren estos terremotos. 

¿Cómo ha cambiado el sistema de alerta en Chile tras el 27/F?

En este caso, de terremotos y tsunamis, nosotros primero preparamos a la población con ejercicios de evacuación y trabajo con la comunidad a través de distintos programas para que ellos sepan qué hacer ante un sismo, como poder enfrentarlo en las primeras horas cuando esto ocurre. Lo importante ahora es que sumado a la preparación de la población contamos con un sistema que ocurrido un terremoto las regiones -que tienen sus propios centros de alerta- pueden activar de inmediato, sin consultar al nivel central, el sistema de protección civil regional para advertir a la población con ambulancias, carabineros, bomberos, inmediatamente, sobre ellos especialmente en las regiones del norte, con las sirenas que están para activar la alerta y desde aquí, desde el nivel central, de inmediato el sistema de emergencia de celulares que es un gran cambio en el cual le llega a cada persona el aviso que tiene que evacuar hacia una zona de seguridad. 

Eso es casi instantáneo, no requiere de mayores precisiones que contar con un escenario que lo defina la región y que inmediatamente vaya en apoyo para advertir, en el menor tiempo posible, las acciones que tiene que hacer la comunidad. 

-Pero también hay un cambio cultural: si hay un terremoto, las personas de la costa saben que tienen que subir a las zonas de seguridad...

Exacto. La idea es que la población sepa que si hay un terremoto en el que pierde el equilibrio, que se caen cosas, independientemente de todo el sistema que está preparado para advertirle, ellos tienen que prever, que eso es lo que se llama el autocuidado, tienen que tomar sus propias decisiones e inmediato evacuar por una ruta que es conocida hacia un punto de encuentro que también es conocido, a través de los ejercicios de evacuación. 

Y no solamente Onemi ha adoptado la última tecnología, sino que también los organismos técnicos que monitorean las amenazas también han optimizado todo sus sistemas, y así por ejemplo en terremoto y en tsunami la acción del SNAM conformado por el Centro Sismológico y por el SHOA y por Onemi permiten tomar decisiones antes de los 7 minutos. Anteriormente, antes de 2010, no existía la capacidad de poder determinar antes de 20 minutos lo que hoy se puede resolver en corto tiempo, y esto significa no solamente tener capacidades, sino que entregar a su personal y estar en permanente preparación para esos efectos. 

La gran diferencia con respecto a 2010 son los protocolos que existen con los organismos técnicos y en ese sentido son protocolos que no solamente se escriben, sino que son protocolos que se practican y se van actualizando en función de las lecciones aprendidas. 

El balance de la academia

Raúl Madariaga es considerado, por muchos, el "padre de la sismología en Chile". El académico, radicado en Francia, señala que "la lección principal es que aquí no había ningún sistema de alerta sísmica, ni siquiera había una red de estaciones capaces de detectar el terremoto. Se cometieron una serie de errores, que son muy conocidos, que era debido a la falta de instrumentación. Eso ha sido corregido".

"Ahora cuando hay un terremoto inmediatamente se puede alertar a la población y esto ha sucedido en varias ocasiones, porque hemos tenido un periodo de actividad muy fuerte, entonces hubo terremotos en Iquique, en Illapel, pero otros más pequeños. Eso hizo que el Servicio Sismológico fuera usado como sistema de alerta, y eso funcionó muy bien", agrega.

En tanto, el sismólogo y académico de la U. de Chile, Jaime Campos, afirmó que "el gran aprendizaje que tuvimos con el terremoto del 2010 se puede resumir, en términos conceptuales, en que el país tomó conciencia de que el manejo de desastres es un problema complejo, no es una respuesta simple".

A una década del 27/F señala que "han habido cambios significativos, se creó la agencia de protección civil, se creó una subsecretaría de reducción de riesgos, han habido dispositivos que se han implementado desde Onemi en estos últimos años la Onemi ha tenido una actitud muy activa en promover los espacios de encuentro y discusión con la Academia en las distintas disciplinas relacionadas con distintas amenazas".

Por otro lado, dice, "se hicieron notables avances en todas las instituciones que forman parte de la cadena de toma de decisión y de manejo de la información frente a una contingencia, desde el centro sismológico, el SHOA para la alerta de tsunami y la Onemi, que son los principales actores para el tema de tsunami y terremotos".

"Allí se lograron instalar capacidades y competencias y logística de última generación, el caso de la U. de Chile la red sismológica es una red muy moderna, robusta, con comunicación combinada satelital, en fin, que permite tener a los pocos minutos, dos o tres minutos, identificado el terremoto, si es un terremoto a los 5 o 10 minutos si es un terremoto que puede generar o no un tsunami", plantea.