Desierto Florido revive tras años de sequía: Especies endémicas embellecen Atacama
Un invierno generoso en lluvias y nieve es el responsable de que las planicies yermas del desierto más árido del planeta se cubran de coloridos prados de flores. Añañucas, Malvillas, Huillis, Patas de Guanaco, Garritas de León y otras especies que solo existen en esos kilómetros cuadrados, son las estrellas de este bello fenómeno natural que se extenderá durante tres meses.
El Desierto Florido vuelve este año en todo su esplendor tras varios años de ausencia por la sequía y el cambio climático, gracias a dos ingredientes necesarios para “despertarlo”: la cantidad de agua caída y el golpe de frío que entregó la nieve que cubrió la Cordillera de los Andes en el norte de país durante la temporada invernal.
“Son necesarias dos condiciones: una cierta cantidad de precipitaciones y olas de frío. Las plantas para poder florecer necesitan que las lluvias estén acompañadas de un golpe helado. Cuando llovió en julio, la cordillera de Coquimbo estaba nevada casi hasta la costa, cayó mucha agua y mucha nieve”, dijo el profesor Nicolás García, académico del Departamento de Silvicultura y Conservación de la Naturaleza de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza (Fcfcn) de la Universidad de Chile.
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La ingeniera agrónoma y doctora en Biología Vegetal, Rosita Scherson, explica que las plantas del desierto están acostumbradas a este sistema y permanecen dormidas bajo la arena hasta que se generan las circunstancias necesarias para emerger.
“Esto sucede cada cierta cantidad de años, cuando llueve lo suficiente, más de 20 mm. Las plantas que viven ahí dejan en el suelo semillas o estructuras subterráneas como bulbos o rizomas, que pueden resistir largos períodos de tiempo sin germinar. Y, cuando se junta el agua suficiente, estas estructuras son capaces de generar plantas nuevas”, explicó la profesora.
Las protagonistas de esta exhibición son en su mayoría plantas endémicas. Algunas de ellas, además, están muy amenazadas, como la Garrita de León, que está en peligro de extinción. Esta especie vive en algunas quebradas y solo se deja ver en los eventos de Desierto Florido. Por otra parte, son las que generan mayor interés, tanto de botánicos como de aficionados y turistas, pues son muy raras de ver. A veces, también aparecen especies nuevas.
Esta masiva floración, que suma unas 200 especies vegetales, se extiende desde Huasco a Caldera, e incluso llega a las quebradas de la costa en la Región de Coquimbo. Puede verse en ruta desde la carretera o en primer plano en el Parque Nacional Llanos de Challe, o en Chañaral de Aceituno. Es una buena noticia también para otros seres vivos que forman parte de este ecosistema.