La Dirección Meteorológica de Chile compartió esta semana un informe con un análisis sobre la difícil situación que vive nuestro país en materia de sequía, específicamente en esta última década.
En el documento, la entidad indicó que el período 2010-2015 fue bautizado como "Mega-Sequía" dada su prolongada extensión temporal y espacial, hecho que no se había observado al menos desde que existen mediciones de lluvia.
Asimismo, esta sequía continuó los años posteriores, haciéndose más notoria durante este 2019. En promedio, la falta de agua había estado entre -20% y -40%, pero, este año se escapó y registró el déficit más alto en diversas ciudades, desde el año 2010.
Lo anterior demuestra que este 2019 puede ser definido como "uno de los años más secos en los registros", principalmente entre las regiones de Coquimbo y El Maule.
Según la Dirección Meteorológica de Chile, el presente año "sería el más seco en varias estaciones de la zona central", como por ejemplo: Ovalle, Valparaíso, Rancagua y Curicó con déficit que están entre -70% y -90%.
Algo similar se observa en las estaciones cordilleranas como Lagunitas y Embalse El Yeso, donde el déficit de precipitación bordea el 80%. En esta misma línea, estarían cerca de ser récord, las estaciones de San Felipe, Lago Peñuelas y San Fernando con déficit en torno al 80%; Juan Fernández con 35% y Valdivia con 39%, donde el 2019 se ubicaría como el segundo año más seco de los registros.
Según el blog de la Dirección Meteorológica, entre 2010 y 2019 vivimos "la década más seca en 150 años".
¿Quién o quiénes son los responsables?
El organismo público dice que si bien es fácil culpar al cambio climático por la escasa lluvia durante los últimos 10 años, existen otros factores que se sumaron para que ocurriera el déficit de precipitaciones.
Uno de ellos es el océano: el Pacífico tiene una gran influencia en el clima de nuestro país. Los cambios en la temperatura superficial del mar favorecen cambios en las precipitaciones que recibimos en Chile.
En esta misma línea, también se relaciona estos cambios a una una poza de aguas más cálidas de lo normal que persistentemente se ha posicionado frente a las costas de Nueva Zelanda y Australia. "El hecho de que esta lejana anomalía del mar tenga una influencia en nuestras lluvias está dado por los cambios que provoca en la atmósfera", indicaron desde la entidad.