Esta semana la Municipalidad de Las Condes mostró su preocupación por el alto número de chinches del arce que se han visto en los árboles de la comuna, asegurando además que vecinos han encontrado ejemplares al interior de sus hogares. También se han detectado en Ñuñoa.
Sin embargo, los especialistas descartan una amenaza grave para las personas y explican qué hacer si se encuentran dentro de la casa.
Ante la preocupación en Las Condes, donde su alcaldesa, Daniela Peñaloza, incluso pidió la intervención del SAG, el entomólogo de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Luis Flores, quien además es director del Instituto de Entomología de la UMCE, único en Chile en esa materia, llama a la calma, explicando que para considerar los chinches del arce como una plaga se tienen que hacer una serie de estudios previos sobre qué tan dañina es esta especie potencialmente invasora.
“Cuando los insectos se declaran plaga, el SAG, controla y eventualmente la elimina, pero para poder declararla lo que los especialistas sugieren es primero que se hagan los estudios científicos del caso, en términos de ver el potencial daño que le puede ocasionar a los árboles de los cuales se está alimentando y efectuar un monitoreo para ver cómo son sus dinámicas geográficas, si se han ido incrementando o adaptando las poblaciones y después de esto, se podría declarar como una plaga que tiene un peligro importante, ya sea de carácter fitosanitario o salud humana o de animales y ahí recién se toma esa medida de declararlo plaga”, señala el investigador.
Asimismo, el entomólogo sostiene que “esta es una especie que tiene un comportamiento gregario y la gente ve estas agrupaciones en árboles en plazas y calles entonces se empieza a asustar. Lo que hay que dejar en claro es que no es una especie que genere graves consecuencias nocivas para las personas, podría eventualmente picarte, pero sin consecuencias graves como en otros insectos”.
Acerca de esto último, el entomólogo descarta que el insecto sea una amenaza para las personas, ya que se trataría de una especia fitófaga y no hematófaga. “Los chinches del arce recurren a ciertas especies particulares de árboles para succionar las hojas y adquirir los nutrientes para vivir. Como son fitófagos, no hematófogos, o sea no se alimentan de sangre humana, tampoco son depredadores, no atacan a las personas, no es parte su sistema natural de alimentación”, expone.
“El peligro del chinche radica en el daño que le pueden hacer a los árboles. El árbol va a intentar defenderse, va a incurrir en gasto energético, entonces las consecuencias negativas se las lleva fundamentalmente el árbol. Además, como son gregarios, no es un chinche sino cientos que pueden estar alimentándose, entonces los árboles pueden morir o quedar lesionados”, agrega.
Preocupación por chinches del arce al interior de las casas
La situación está generando mucha alerta y preocupación entre los vecinos, ya que se teme que con la llegada de las bajas temperaturas estos bichos van a buscar el calor al interior de las casas, y eso podría, sin duda, ser un problema masivo de higiene.
El investigador señala que si bien efectivamente estos insectos pueden desplazarse a ambientes intradomiciliarios, “hay que tener claro que ellos no son xilófagos, que consumen materia vegetal muerta como las termitas por ejemplo, por lo tanto, si están dentro de una casa no van a dañar estructuras de madera. Entonces si bien su presencia es molesta, es inofensivo”.
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El científico UMCE explica que si llegan a entrar a las casas lo que se debe hacer es sacarlos. “Hacer una remoción con palo y escoba, sacarlos en una bolsa sellada y por supuesto después, eliminarlos”, afirma.
Acerca de la inquietud sobre si los pesticidas pueden ser la solución, el investigador sostiene que pueden utilizarse “si es aislado y tomando todas las medidas del caso. Si la fumigación se hace como un plan de mayor alcance espacial, como tirar insecticida en los distintos árboles de una plaza, por ejemplo, no debe hacerse puesto que no sólo estas matando a esta especie, sino que puedes estar dañando a una serie de otras especies que son beneficiosas para el ecosistema”.