¿Por qué la Península Antártica estaría sufriendo una "invasión" de choritos?
Un notable descubrimiento se registró en la Península Antártica, gracias a un trabajo liderado por la genetista chilena dra. Leyla Cárdenas, que reveló que la afluencia de barcos, el inusual aumento en la temperatura del océano y la capacidad fisiológica de la especie, podrían proporcionar una "ventana de invasión" de choritos en el lugar.
Los resultados de este inesperado encuentro fueron publicados en la prestigiosa revista Scientific Reports.
Este encuentro con los choritos se dio cuando la bióloga marina Paulina Bruning buceaba en las gélidas aguas de Bahía Fildes, Península Antártica. La profesional desconocía que las esponjas que había recolectado aquella tarde de verano traían consigo algo que no había sido registrado antes en el continente blanco.
Eran estos moluscos que no se pensaba que habitaban en la zona.
Así fue como tras una serie de análisis en laboratorio, se confirmó la presencia de Mytilus cf. platensis –comúnmente conocido como mejillón o chorito– en el Océano Austral.
El estudio señala que "las posibilidades de encontrar especies no nativas en la Antártica existían. Una reciente investigación realizada por un grupo de científicos ingleses dio a conocer un listado de 13 especies con altas probabilidades de invadir la zona más septentrional del continente blanco".
En este listado los choritos eran uno de los que encabezaba las posibilidades. "Este no fue un hallazgo casual. Es el resultado de un trabajo sistemático de monitoreo, observación y evaluación de biodiversidad que estamos realizando desde hace más de cuatro años. Los choritos que han llegado a la Antártica requieren la interacción con el ambiente y la protección del sustrato. En estos momentos, ese refugio se lo están dando las esponjas marinas", explica la Dra. Cárdenas.
Luego de diversos análisis, los investigadores determinaron que los individuos correspondían al mismo grupo genético de choritos que habita en la Patagonia (Chile y Argentina) e islas Kerguelen, ubicadas en el Océano Índico. Pese a ello, los ejemplares hallados no tienen la misma densidad ni abundancia, puesto que en el continente blanco necesitan asociación con otros organismos para sobrevivir y por ahora no se han encontrado evidencias de que sean capaces de reproducirse.