Marcela Castro, de nacionalidad peruana, se ganaba la vida ayudando en una casa Chile.
Hace unas semanas, sin embargo, perdió su empleo.
¿La razón? El coronavirus que ya ha contagiado a casi 4 millones de personas en el mundo y que le ha causado la muerte a más de 260 mil.
"Mis jefas me dijeron que no viniera más", explica a BBC Mundo.
La historia de su esposo es más o menos similar: antes de que estallara la crisis política y social en este país sudamericano, en octubre del año pasado, se dedicaba la construcción.
Pero también le finiquitaron su contrato y, con la pandemia, sus opciones de encontrar una nueva oportunidad se redujeron considerablemente.
Con sus tres hijos en Perú -y uno de ellos enfermo de epilepsia-, la pareja decidió volver a su país.
"Compramos un pasaje para el 5 de abril con el poco dinero que nos quedaba. Pero el 16 de marzo se cerraron todas las fronteras y nos quedamos atrapados aquí", cuenta.
En una "cápsula"
Sin dinero ni vivienda, la mujer decidió ir al consulado de Perú en Santiago y acampar afuera del edificio con el fin de ejercer presión para que el gobierno de Martín Vizcarra les consiguiera una forma de volver.
Marcela no estaba sola. Más de 220 peruanos en situaciones similares pernoctaron en este mismo lugar entre el 29 de abril y el 5 de mayo.
La escena era dramática: gente durmiendo en la intemperie o en pequeñas carpas, rodeadas de sus maletas y pertenencias, y sosteniendo carteles que decían cosas como "Vizcarra, acuérdate de tu gente en Chile" y "necesito regresar a casa".
Aunque todos ellos fueron trasladados a tres distintos albergues el 5 de mayo, siguen a la espera de una respuesta concreta.
Niños, mujeres embarazadas y personas de edad sin dinero para sobrevivir piden volver a sus tierras.
"La desesperación es mucha. Como madre me siento impotente. Lo único que pedimos es volver a nuestro país y ver a nuestras familias", dice Marcela.
De los más de 220 peruanos que hoy están alojando en albergues, 127 fueron acogidos por el Arzobispado de Santiago y acomodados en la Casa de Ejercicios Sagrada Familia, ubicada en la zona sur de la capital chilena.
Allí, los mantienen en una especie de "cápsula" para evitar los contagios. Nadie entra ni sale de esta residencia si no es para lo indispensable, como entregarles comida.
Algunos duermen en habitaciones y otros en salones comunes pues no hay espacio para todos.
"Pillados" por la pandemia
Según explica el obispo auxiliar de Santiago, Cristián Roncagliolo, muchos de estos peruanos llegaron a Chile en búsqueda de oportunidades.
"En general son personas muy pobres o en situación de calle, que habían venido a Chile a buscar un poco de dinero como temporeros y los pilló la pandemia", dice a BBC Mundo.
Evelyn Díaz Arauco es una de ellas.
Con solo 22 años y madre de dos niños -uno de 10 meses y otro de cuatro años- decidió trasladarse a Santiago el 28 de febrero para conseguir trabajo como mesera.
"Vine a Chile buscando estabilidad, yo soy madre soltera y tengo que trabajar. Pero con el coronavirus me echaron de mi empleo. Y luego no pude seguir pagando la renta de mi habitación ni mi alimentación", dice a BBC Mundo.
En una circunstancia como esta, la mujer asegura que está "desesperada por volver".
"Si estoy en un albergue es porque no tengo dónde más ir. Todos aquí estamos en la calle. Y yo necesito estar con mis niños. Nunca pensé que iba a pasarme esto", afirma.
Una situación similar está viviendo Carlos Alberto Espinoza, quien ingresó el 12 de febrero a Chile mientras su familia se quedó en Perú.
"No tengo trabajo ni tengo de qué sobrevivir", dice.
"Hemos sufrido con el frío, hemos tenido dolor de huesos al dormir en la intemperie. Ahora tenemos techo para cubrirnos, recién podemos bañarnos. Pero estamos con la ropa usada, con sudor, no tenemos dónde lavar. Estamos desesperados", agrega a BBC Mundo.
Las circunstancias son aún peores si se considera que la ciudad de Santiago tampoco es demasiado barata para sobrevivir.
Así lo comenta otro de los peruanos que está albergado en la casa del Arzobispado, Nelson Lujan.
"Acá la vida es cara. Por una pieza pequeña te cobran 130 mil pesos (US$155), además de la luz, el agua, el transporte. Y si no hay trabajo, no podemos sobrevivir", afirma.
¿Por qué es complejo repatriarlos?
De acuerdo con cifras del consulado de Perú en Santiago, solo en la capital chilena hay alrededor de 180 mil peruanos.
Muchos de ellos trabajan en el área de restaurantes y servicios que se ha visto dramáticamente afectado por el coronavirus.
Según explica a BBC Mundo el cónsul general de Perú en Santiago, José Mariano De Cossío, "rápidamente estas personas entraron en situación de calle, sin tener dónde dormir y con el otoño ad-portas".
Así, se generó una crisis humanitaria que el gobierno de Perú no tenía prevista.
De Cossío afirma que la tarea de repatriarlos ahora es "compleja".
"Hay que entender que es un asunto más complejo que tan solo conseguir vuelos", dice.
"En el caso peruano, todos los que son retornados pasan a cuarentena obligatorias en establecimientos que se están acondicionando para esos efectos. Lo cual constituye un esfuerzo económico muy grande", agrega.
Hasta el momento, según el cónsul, Perú ha repatriado a 12 mil personas de distintos lugares del mundo que habían quedado varados por la pandemia.
La autoridad afirma que, con respecto a estos 220 peruanos, "hemos pedido una solución para este problema y estamos a la espera de la respuesta de nuestras autoridades en Lima".
Sin embargo, asegura que prefiere no comprometerse con una posible fecha de retorno.
"Prefiero no prometer algo ni dar una referencia de tiempo. No quiero que se decepcionen y desmoralicen. Cuando tenga buenas noticias, se los voy a decir", dice.
De esta manera, mientras no haya "buenas noticias", los 220 peruanos seguirán varados en Chile, a la espera de una posible solución.