Peine, el pueblo polvoriento donde vive Sara Plaza en el norte de Chile, se encuentra en una ladera junto al Salar de Atacama, que se extiende 3.000 kilómetros cuadrados dentro del desierto más seco del planeta.
Plaza dice que la gente solía llevar a sus animales a pastar al borde de Atacama, bajo las montañas gigantes de los Andes.
"Solía haber hermosas lagunas allá abajo, con cientos de flamencos", dice. "Ahora está todo seco y los pájaros se han ido".
Plaza dice que la extracción de litio en Atacama está utilizando toda el agua dulce de los acuíferos de la región, que son capas de roca porosa bajo el suelo que sirven de depósitos de agua.
"Era tan verde, ahora es un terreno duro y agrietado. Ya no podemos mantener llamas", se lamenta Plaza.
El litio, un metal blanco, plateado y suave, se utiliza para fabricar baterías de celulares, laptops y automóviles eléctricos. Su demanda se ha disparado en los últimos años, con una producción mundial que se triplicó desde 2005 a 85.000 toneladas en 2018, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
Un metal al alza
Chile es el segundo mayor productor de litio del mundo, solo precedido por Australia. El año pasado, su producción ascendió a las 16.000 toneladas, todas salidas de Atacama. Con un valor de US$949 millones, esto supuso un aumento del 38% en comparación con 2017.
Actualmente solo hay dos empresas que extraen litio aquí: la estadounidense Albemarle y la chilena SQM.
Bajo el salar hay un enorme depósito subterráneo natural de agua salada que contiene sales de litio disueltas. Para extraerlas, los mineros bombean esta salmuera a la superficie, donde dejan que se evapore con el sol, de modo que el carbonato de litio quede listo para recoger. Esta sal puede ser transformada en litio metálico.
Si bien hay preocupación respecto al impacto que la extracción de esta agua salada está teniendo en el ecosistema, incluidas las afirmaciones de que las lagunas de agua salada de los flamencos se están secando, el problema más apremiante para Plaza y otros residentes locales es que las empresas mineras también están accediendo a los suministros de agua dulce.
Necesitan agua dulce para limpiar maquinaria y tuberías y también para producir un producto auxiliar de la salmuera, la potasa, que se usa como fertilizante.
De pie entre matorrales amarillentos de hierba que solían ser pastizales, Plaza, que monitorea los suministros de agua para su comunidad indígena, señala una pequeña estación de bombeo que extrae agua dulce subterránea y la conduce a las minas de litio.
A unos 40 km más al norte, Jorge Cruz cultiva maíz y alfalfa en una pequeña parcela de tierra en el pueblo de Camar, otra comunidad indígena cercana al salar.
Él dice que si las compañías mineras continúan usando agua dulce al ritmo actual, su pueblo no sobrevivirá.
"Las aves se han ido, ya no podemos tener animales", dice. "Cada vez es más difícil cultivar. Si empeora... tendremos que emigrar".
Diego Hernández, presidente de la sociedad minera chilena, Sonami, dice que la cantidad de agua dulce utilizada por las compañías de litio es insignificante. Pero está de acuerdo en que todos los niveles de agua deben ser mejor monitoreados por las autoridades.
Jorge Cruz dice que ya no puede criar animales debido a la falta de agua dulce.
"El gobierno no tiene un modelo hidrológico de todo el acuífero", afirma. "Debería ser capaz de tomar decisiones informadas basadas en datos técnicos. Pero en Chile tenemos más normas y leyes que dinero para ejecutarlas".
Tanto Albemarle como SQM realizan su propio monitoreo de agua subterránea.
"Tenemos las herramientas más avanzadas en la industria para monitorear la salud del Salar de Atacama", dice Eric Norris, presidente de Albemarle.
Todas las mediciones de Albemarle están disponibles para las autoridades y las comunidades locales, agrega. Y los ingenieros de la firma están trabajando en nuevas tecnologías para producir mayores cantidades de litio utilizando menos agua, porque son conscientes de la necesidad de administrar la región de manera sostenible.
"Estamos muy interesados en proteger este ecosistema", dice.
Ambas compañías tienen cuotas de la cantidad de agua que pueden extraer cada año. Sin embargo, las dos han sugerido alguna vez que la otra incumple esos límites.
Albemarle dice que está autorizada a bombear 442 litros por segundo de salmuera y 23,5 litros por segundo de agua dulce.
Alejandro Bucher, vicepresidente de medio ambiente de SQM, dice que su compañía también está comprometida a llevar a cabo sus operaciones de manera sostenible.
Pero afirma que los ecosistemas de Atacama son extremadamente dinámicos y muestran variaciones importantes de un año al otro. Bucher agrega que los observadores no deben interpretar estas variaciones como cambios permanentes en el entorno local.
"Nuestro monitoreo medioambiental a largo plazo, que es evaluado regularmente por las autoridades medioambientales, muestra que los ecosistemas están intactos, incluidas las áreas de vegetación, lagunas y poblaciones de flamencos", dice.
Sin embargo, algunos organismos gubernamentales se muestran preocupados, incluida la agencia estatal de desarrollo, Corfo.
El año pasado descubrió que había más agua dulce y salmuera que salía del sistema por bombeo y evaporación de la que regresaba a través de la lluvia y la nieve. Pero no pudo determinar si la extracción de litio o cobre era específicamente la culpable. Las minas de cobre, a más de 80 km de distancia, acceden a las mismas fuentes de agua dulce y la canalizan a sus instalaciones.
Trabajo en conjunto
A los grupos locales les gustaría un enfoque más en conjunto para administrar el agua de Atacama, y quieren que el gobierno se asegure de que las comunidades cercanas tengan suficiente agua dulce para la agricultura y su propio consumo.
"El nivel (actual) de extracción de agua está causando un daño real al ecosistema y a las comunidades cercanas", dice Gonzalo Pimentel de la Fundación del Desierto de Atacama, una institución sin fines de lucro que apoya a las comunidades locales.
Sin embargo, lo que no se hará será frenar la extracción de litio.
Varias compañías internacionales están en negociaciones con el gobierno sobre las licencias para unirse a Albemarle y SQM en la extracción de litio en Chile.
El congresista oficialista Guillermo Ramírez dice que, como país minero, Chile ha tenido que equilibrar las necesidades de agua de los ciudadanos con las demandas de la industria.
Él dice que el gobierno siempre garantizará que las comunidades tengan agua y que la clave es una buena regulación de la industria minera. No obstante, cree que el potencial del litio es demasiado valioso como para ignorarlo.
Pero Sara Plaza tiene miedo: "Nos dejarán aquí sin agua, sin animales, sin agricultura, sin nada".