Sobre la multitud se alza un joven descamisado que acaba de conquistar la estatua de un héroe militar. Hay humo. Ondea la bandera mapuche... es la foto más icónica de las protestas en Chile.
La tomó la actriz Susana Hidalgo el día de la mayor manifestación desde el regreso de la democracia en Chile, que movilizó a 1,2 millones de personas por el centro de Santiago el pasado 25 de octubre.
La foto está cargada de simbolismo. Los mapuches, pueblo indígena de Chile y Argentina, son conocidos por su lucha en defensa de sus derechos, especialmente sobre la tierra, y su bandera ha sido utilizada como símbolo de las protestas contra la desigualdad social.
La protesta del día 25, la "marcha más grande de Chile", contribuyó a la decisión del presidente Sebastián Piñera de suspender el toque de queda vigente en el país.
También lo llevó a anunciar una reforma ministerial el lunes. 11 días después de que comenzaran las manifestaciones.
La autora de la foto que se ha convertido en un símbolo de las protestas callejeras del país es la reconocida actriz chilena Susana Hidalgo, de 33 años, quien tomó la imagen con su teléfono celular.
En una entrevista con BBC News Brasil, Hidalgo recordó la histórica manifestación y el emblemático retrato que realizó.
Parecía que "todos los chilenos estaban juntos", dice ella, y todos se conocían. "Las banderas ondeantes, los cantos, los tambores, el sonido de las ollas, seguían un solo ritmo".
"Nuestros corazones se aceleraron porque todos vibramos por algo en común: justicia, dignidad, respeto, libertad. Chile despertó de un letargo de muchos años, que había normalizado la violencia y el abuso", dijo Hidalgo.
"Un Chile más igualitario"
Famosa en Chile por sus trabajo en teatro, televisión, series y cine, la actriz dice que desde que era niña había oído historias de sus familiares sobre los pueblos indígenas, enfatizando la importancia de preservar la naturaleza.
"Es muy importante esta tradición que los pueblos originarios nos han legado", dijo Hidalgo.
"Hoy, la realidad y el arte me conmueven profundamente. Pero tomé la foto simplemente como una ciudadana chilena que quiere un país más justo, un Chile más igualitario".
Recordando el momento en que sacó la instantánea, contó que caminó entre la multitud hasta llegar a la estatua, "un imán" en las manifestaciones en Santiago.
"Allí estaba la estatua del general Baquedano (un héroe militar del siglo XIX) tomada por el pueblo, por todos nosotros, y era montada por un joven que aún no sé quién es y a quién me gustaría conocer", relata la actriz.
"Eran dos jóvenes, pero uno de ellos estaba sosteniendo la bandera mapuche, que se veía hermosa entre todas las banderas".
A Hidalgo le preocupa no ser transformada en portavoz de las protestas y enfatiza que es una "simple ciudadana".
Para ella, "este es el momento de cambiar la educación, para crear la oportunidad de conocer más profundamente nuestro patrimonio cultural, intangible, político, social y geográfico".
"No perdamos esta oportunidad", señaló.
A continuación puedes leer el testimonio completo de Susana Hidalgo, recordando en detalle el momento en que tomó la foto.
Caminábamos por calles llenas de gente hacia la manifestación. Parecíamos partículas de algo que se iba llenando, como glóbulos rojos que se reconocen y avanzan por las venas hasta llegar al corazón. Éramos miles.
Me encontré con varios amigos. Pero independientemente de si nos conocíamos o no, todos estábamos muy cerca, respirando el mismo aire.
La cadencia de las banderas, los cantos, la batería, las guitarras, las ollas, significaban el ritmo del corazón, unidos por un solo latido, y nos hacían vibrar por algo en común.
Justicia, dignidad, igualdad, respeto, empatía, libertad... Porque Chile ha despertado del letargo de años de abuso normalizado.
Hoy la conciencia estaba presente y así es como me sentí ese día de la marcha pacífica más grande de Chile.
Estuvimos allí varias horas, pero no nos sentimos cansados. Los carteles con mensajes de lucha y resistencia nos hicieron estar muy atentos, a pesar de las bombas de gas lacrimógeno. Llegó la tarde.
Avanzamos conscientemente por los espacios que algunas personas dejaban hasta que llegamos a la estatua, que siempre fue un imán en las manifestaciones y no solo para mí.
Y allí estaba la estatua del general Baquedano tomada por la gente.
Encima de ella, un hombre cuyo nombre aún no conozco llevaba la hermosa bandera mapuche que ondeaba, bonita, entre todas las banderas.
Me acerqué, y justo después de que un helicóptero pasara en la distancia ese hombre levantó los brazos hacia el cielo y permaneció así durante unos segundos.
Respiraba, parecía como si estuviera observando el horizonte, y la bandera mapuche que ondeaba libremente se alzó contra el cielo del atardecer, que parecía incendiarse, y se mezcló naturalmente con un humo cercano.
Las ollas se escucharon con más fuerza y las 'trutrucas' (instrumento indígena mapuche) que aparecieron de repente se convirtieron en los protagonistas. Fue algo potente.
Tomé varias fotos con mi teléfono. Quiero aclarar que no estudié fotografía, pero es una de las herramientas que tengo para expresarme, especialmente en este momento.
La imagen pertenece a todos y habla por sí misma. Es muy hermoso que haya sido posible transmitir el sentimiento de ese momento que creo que fue y es compartido por todos.
Cada uno tendrá su interpretación. Pero quiero decir que la intención de esta imagen no es en modo alguno incitar al odio o la división. Veo una revolución y el sueño de un país libre y unido.
Espero que no se use con fines comerciales porque perdería todo significado.
Necesitamos recuperar la capacidad de escuchar y aprender de nuestros pueblos originales, quienes siempre han sido guiados por la sabiduría que la naturaleza les brinda.
Este es el momento para que nuestra educación cambie de raíz. Tenemos la oportunidad de leer en profundidad nuestro patrimonio cultural e intangible, político, social y geográfico. No lo perdamos. Chile se despertó.
No bajaremos los brazos hasta que tengamos diálogo. Todos tenemos derecho a vivir de manera justa, digna y libre de abusos.
Nuestras prioridades son educación gratuita de calidad, pensiones decentes y salud, una nueva constitución, nacida de la democracia, nacionalización de los recursos naturales.
Reconocimiento de los pueblos indígenas y toda su sabiduría, igualdad de género, el fin de la impunidad por las violaciones de los derechos humanos, entre otras demandas que, por justicia, no podemos ignorar.
No se trata de líneas políticas, sino del profundo amor que tenemos por el territorio que habitamos, nuestra gente y nuestra cultura.