Un llamado del cardenal Ezzati a respetar el derecho a la vida "desde la concepción hasta la muerte natural" marcó la homilía del Te Deum ecuménico 2016 que se celebra a esta hora en la Catedral Metropolitana.
La solemne ceremonia, que cuenta con la presencia de altos funcionarios del gobierno, estuvo marcada por las palabras de Ezzati, quien comenzó su discurso invocando a la necesidad de Chile por tener más esperanzas y agregó que “nos hemos reunido en este lugar sagrado porque nos anima y asiste el anhelo y la voluntad de alcanzar, hoy y en el futuro, esa plenitud que aún no poseemos”.
En su ceremonia, el arzobispo afirmo que "gran parte de nuestras actividades están orientadas hacia lo que aún no poseemos, pero que esperamos llegar a poseer. Aspiramos a una educación de mayor calidad para todos y, especialmente, para los más carenciados; anhelamos mejorar el mundo laboral aumentando empleos de calidad y logrando salarios más éticos; aspiramos a que nuestros adultos mayores puedan vivir con mayor dignidad y que nuestros niños puedan desplegar sus alas para volar alto en la vida; deseamos pensiones dignas para los jubilados, acogida e integración para los numerosos inmigrantes y trato justo y fraterno para los pueblos originarios de nuestro país", afirmó Ezzati.
También hubo tiempo de referirse a la contingencia nacional, sobre lo que expresó que "aspiramos a que la violencia sea enfrentada y derrotada con clarividencia y honestidad, buscamos una praxis política y empresarial libre de corrupción y, desde lo más profundo de nuestra conciencia de hombres y mujeres que buscan unir fe y razón, esperamos que crezca el debido reconocimiento y respeto al derecho a la vida, desde la concepción a la muerte natural”, indicó.
La autoridad eclesiástica señaló también que en la bilblia como en el país existen “poderosos estímulos para la esperanza” y agregó “¡qué responsabilidad para nosotros, hoy día! Especialmente frente a la tentación de dar cabida, en la vida social, a una falsa libertad, al imperio de la injusticia, la indolencia, el cinismo, el egoísmo, la crítica destructiva, la desconfianza. Se mata esperanzas alimentando la sensación que los problemas nunca serán resueltos. Por otra parte ¿cuántas ilusiones nos vienen vendidas y cuántas nuevas esclavitudes hemos creado en nombre de estos falsos ídolos? ¿Es razonable seguir esperando? ¿No sería más realista dejar de esperar, abriendo espacios a formas anárquicas o centradas exclusivamente en los propios intereses individuales?”.
El cardenal continúo la homlía enfocado en la necesidad de que el país estuviese esperanzado y con un clima de más confianza, “es porque en nuestro corazón pesa más la esperanza que el desánimo. Si estamos aquí es porque, en la balanza de nuestro corazón, la convicción de que es necesario trabajar movidos por la esperanza tiene mayor peso que la desesperación”.señaló Ezzati.
Respecto del momento que vive Chile, el arzobispo señaló que “experimentemos fuertemente la insatisfacción”, y agregó que “vivimos una época marcada por un severo espíritu crítico. El escrutinio público es riguroso y las exigencias son, cada día, más altas. Muchas cosas que, décadas atrás, se toleraban, se consideraban normales o se pensaba que eran una fatalidad, hoy felizmente se consideran inaceptables. En este sentido, el agudo sentido crítico de la sociedad actual implica un importante paso adelante, del que nos debemos alegrar", afirmó.
El cardenal terminó su intervención señalando que “esta gran esperanza, que va más allá de nosotros, solo se puede apoyar en Dios, el Padre del universo, que trasciende todo, el único que nos puede dar aquello que nosotros, por nuestras solas fuerzas, no somos capaces de lograr”, concluyó Ezzati.