¿Por qué Chile no producirá vacunas contra el coronavirus? (y sí lo harán Argentina y Brasil)
El Presidente de Argentina, Alberto Fernández, anunció el miércoles que su país comenzará a producir la vacuna contra el coronavirus desarrollada por científicos de la Universidad de Oxford.
La intención al otro lado de la cordillera es fabricar entre 50 y 100 millones de dosis que se distribuirán en Latinoamérica, excepto en Brasil, según el acuerdo con la universidad británica que detalló el ministro de Salud. Fernández aseguró que tendrán la vacuna en el primer trimestre de 2021.
La excepción de Brasil radica en que el país liderado por Jair Bolsonaro también producirá la vacuna de Oxford.
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Frente a esto, y mientras otros países como Estados Unidos, Rusia, Inglaterra y China también trabajan en la suya, la pregunta es: ¿Por qué no es posible producir una vacuna para COVID-19 en Chile?
El doctor Alejandro Dinamarca, microbiólogo e investigador del Centro de Micro Bioinnovación (CMBi) de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valparaíso, sostiene que en la actualidad sería imposible producir en Chile una vacuna para inmunizar a la población contra el SARS-CoV-2, virus que produce COVID-19, principalmente porque las capacidades del país tienen limitaciones.
“Hasta hace un año era técnicamente impensable hacer biotecnología enfocada a producir en Chile. Lo más exitoso que se ha hecho –bajo las actuales condiciones- es generar tecnologías patentadas y validadas para traspasarlas a otros países, porque aquí puedes crear y desarrollar una vacuna, pero no hacer la producción. Eso se puede ceder a terceros, básicamente porque en Chile no hay dónde producir. Es el negocio biotecnológico, que es diferente a la disciplina biotecnológica. Chile cometió el error de fortalecer el negocio más que el área. Por eso no es posible producir Covid-19 en Chile”, explica el doctor.
China trabaja en una vacuna que será probada en Chile.
Además, acerca del proceso de producción, advierte que “es carísimo, requiere de una implementación tecnológica avanzada y una inversión estatal a mega escala”.
“Es fundamental que Chile desarrolle y ponga más recursos a la biotecnología como disciplina, para que se puedan desarrollar soluciones terapéuticas, incluyendo a vacunas. Esto es factible, ya que se cuenta con científicos y científicas y biotecnólogos y biotecnólogas que pueden enfocarse en producir”, añadió.
Por su parte, la doctora en Farmacología Carolina Campos, académica de la Escuela de Química y Farmacia de la UV, coincide en la complejidad del proceso: “Primero los laboratorios farmacéuticos que están en Chile no son productores de vacunas. La producción de vacunas es compleja, requiere de controles de calidad y eficacia. Además, una cosa es tener capacidad e infraestructura para producir vacunas y otra cosa es tener la vacuna que se requiere en el momento”.
“Por ejemplo, para desarrollar la vacuna de COVID-19 tienes que trabajar con el virus o con fracciones del virus y eso requiere medidas de seguridad de alta envergadura y personal muy capacitado. Por último, el costo de hacer una vacuna es muy alto tiene que ser financiado por la industria. Y la industria tiene sedes en Chile, pero sus áreas de investigación y desarrollo por lo general no están aquí. En resumen, las limitaciones son que no tenemos laboratorios de producción de vacunas a gran escala ni el financiamiento para desarrollar los ensayos preclínicos y clínicos”, agrega.
La doctora Campos concluye que “sería ideal que Chile pudiese producir vacunas, pero requiere un cambio en la destinación de recursos del Estado, que financie algo así y convoque a profesionales e investigadores con alta experiencia y competencia en el tema”.
No hubo inversión en tecnología ni en innovación y desarrollo
Un artículo de la revista del Instituto de Salud Pública de Chile va un poco más atrás en el tiempo y concluye “en Chile se produjeron sueros y vacunas de forma ininterrumpida desde fines del siglo XIX hasta principios del siglo XXI, contabilizando un total de 10 tipos diferentes de sueros y 29 vacunas, dos de las cuales fueron creadas en Chile por investigadores del Instituto Bacteriológico”.
También expone que “en el año 1980 la nueva Constitución de la República, dejó al Estado en un rol subsidiario lo que provocó el desplome de la fabricación estatal de medicamentos. Aunque la producción de vacunas continuó, no hubo inversión en tecnología ni en innovación y desarrollo, provocando finalmente la muerte inminente de la producción de vacunas chilenas”.
“En la actualidad, en nuestro país hay producción de vacunas de uso animal en el ámbito privado y solo iniciativas de desarrollo de vacunas para humanos a nivel universitario, un proyecto de la P. Universidad Católica de Chile, en colaboración con el Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia (IMII), ha desarrollado una vacuna contra el virus respiratorio sincicial, la cual en Chile se encuentra en etapa de estudio clínico, además de otras vacunas a nivel preclínico”, destaca el artículo.
Chile sí tendrá vacuna contra el COVID-19
Es importante aclarar que el hecho que nuestro país no pueda producir vacunas no significa que Chile se quedará sin esta protección frente al coronavirus.
Mientras en China, Estados Unidos, Rusia (que ya asegura tener lista las dosis) e Inglaterra avanzan los estudios para tener la vacuna, las autoridades chilenas ya trabajan en las estrategias para adquirirla cuando finalmente pueda ser utilizada entre las personas.
En ese sentido, ya hay acuerdos para que China pruebe su vacuna en Chile, para lo cual investigadores del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII) y de la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad Católica estarán a cargo del estudio clínico para conocer la eficacia de la "CoronaVac", la vacuna contra el COVID-19 que desarrolla la biofarmacéutica Sinovac, y que se encuentra en desarrollo en Beijing.
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Además de la vacuna china, el ministro de Salud, Enrique Paris, se refirió el martes –durante el balance diario por el coronavirus– a la primera vacuna contra el COVID-19 que Rusia asegura tener lista y que comenzaría a ser distribuida a partir del 1 de enero de 2021.
Al respecto, el secretario de Estado destacó que “si esta vacuna logra pasar todas las etapas completas para asegurar su calidad, su falta de efectos adversos, la creación de anticuerpos, obviamente que será considerada por el Comité Asesor en Vacunas e Inmunizaciones (CAVEI), que es el órgano que en el Ministerio de Salud determina este tipo de cosas para ser adquirida o usada en Chile”.
“Por lo tanto, toda posibilidad tiene que ser revisada, actualizada y adoptada por el CAVEI (…) Estamos atentos a la aparición de todos estos estudios a nivel mundial”, recalcó el ministro.