Adriana Rivas, exagente de la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet, declaró este miércoles ante un tribunal de Sídney que estudia una orden de extradición solicitada por Chile en 2014.
Rivas, bajo custodia policial desde el martes, "compareció a través de una teleconferencia desde un centro de detención" en esta vista en la que "se aplazó el caso hasta el próximo 1 de marzo", dijo la abogada Adriana Navarro, representante de algunas de las familias de las víctimas.
Nuestra embajada en Australia está siguiendo de cerca detención de Adriana Rivas, requerida por tribunales chilenos por causas de derechos humanos. Como @Minrel_Chile apoyaremos siempre las decisiones de la justicia chilena, sobre todo si apuntan a asuntos de derechos humanos.
— Roberto Ampuero (@robertoampuero) 19 de febrero de 2019
La Corte Suprema de Chile emitió en 2014 una orden de extradición contra Rivas por su participación en el secuestro calificado (desaparición) de Víctor Rivas, secretario general del Partido Comunista y desparecido en 1977 junto a otros seis miembros de la formación, cuando ella era agente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía política del régimen de Pinochet (1973-1990).
La "Chani"
La "Chani", como era conocida, se convirtió en el brazo derecho del director de la DINA, Manuel Contreras, uno de los principales criminales de la dictadura chilena y que murió mientras purgaba más de 400 años de prisión. Adriana Rivas vive en Australia desde hace más de tres décadas, donde ha trabajado cuidando niños y limpiando casas.
En 2006 viajó a Chile para visitar a la familia y fue arrestada, aunque huyó nuevamente a Australia cuando se encontraba en libertad condicional. La exagente de la DINA ofreció una entrevista en 2013 a la cadena australiana SBS en la que negó las acusaciones en su contra pero defendió el uso de la tortura en Chile.
"La tortura existió desde que yo tengo uso de razón en Chile. Siempre existió. Todo el mundo sabía que tenían que hacer eso y quebrar a la gente de alguna manera", afirmó entonces.
Los testimonios de los torturados destacan que Adriana Rivas era una persona despiadada en los interrogatorios que se realizaban en el cuartel Simón Bolívar, donde operaba la llamada Brigada Lautaro de la DINA, a la que ella pertenecía.