El pasado 11 de abril Carol Cañas (28) y una acompañante abordaron un ascensor en la facultad de Medicina de la Universidad Diego Portales. Una acción que realizaba habitualmente y que sin embargo tuvo un giro inesperado.
La joven presionó el piso cinco, donde tenía clases. Al elevarse hasta el cuarto nivel, el ascensor comenzó a descender en forma sorpresiva. El elevador comenzó a tomar cada vez más velocidad, hasta llegar a los estacionamientos ubicados en el -3, donde la caja impactó con el piso generando que las jóvenes rebotaran contra el suelo. “Después del golpe nos sentamos en el suelo porque nos dolían las piernas. El ascensor subía y bajaba más rápido de lo normal. El motor sonaba muy fuerte” relata Cañas a T13.cl.
Actualmente las afectadas se encuentran en conversaciones con la universidad, a través de sus abogados. De no llegar a acuerdo ambas están dispuestas a llevar el caso a tribunales.
Sucesos posteriores
En medio del movimiento del ascensor, la estudiante llamó a uno de sus compañeros por teléfono para pedir ayuda. Su amigo dio aviso a los guardias de seguridad.
“El ascensor paró repentinamente en el piso seis. Ahí los guardias forzaron la puerta y nos sacaron. El suelo del ascensor estaba treinta centímetros más abajo que el nivel del piso” asegura Cañas.
La joven relata que fueron sacadas sin implementos médicos del ascensor, tras lo cual fueron a conversar con la encargada de la facultad para poder recibir atención.
Cañas relata que la universidad les ofreció un seguro que cubría gastos médicos de hasta 10 UF en la urgencia de la clínica Dávila. Si las afectadas sobrepasaban este presupuesto, debía ser costeado por ellas mismas. Una cifra que –explica la Secretaria General de la casa de estudios, Ximena Palma- se establece porcentualmente a los casos de accidentes dentro de la institución.
En la clínica les diagnosticaron policontuciones y esguince cervical. Además, psicólogos y psiquiatras concluyeron que ambas tenían síndrome post traumático severo.
Con el paso del tiempo, el accidente empezó a mostrar su cara real: Carol tenía una fractura de Labrum de cadera y una lesión en ambos fémures. Mientras la primera lesión requiere de una cirugía artroscópica, la segunda puede -en el peor de los escenarios- necesitar una cirugía de prótesis.
Frente a estos nuevos datos, la casa de estudios ofreció a una de las afectadas cubrir los gastos que llevaban hasta ese momento. Un monto que -sostiene Carol- no era suficiente para costear los futuros gastos que vendrían. Entre ellos, la cirugía. Fue así que decidió comenzar a estudiar acciones legales a través de un abogado.
Tanto Carol Cañas como la otra joven alegan negligencia por parte de la institución en la forma en que fueron tratadas y en el actuar de los directivos de la facultad. Junto con esto recuerdan que no es primera vez que la UDP enfrenta un accidente en sus ascensores. De hecho, en 2012, un auxiliar de la Facultad de Comunicación y Letras falleció luego de caer al vacío en uno de los elevadores.
T13 pidió a la UDP una versión sobre la denuncia de la estudiante. Al respecto, la secretaria general de la institución, Ximena Palma, señala que “sí se cuenta con protocolos. Los ascensores tienen mantenciones. La universidad estuvo consciente de este accidente, se nos avisó a todas las autoridades. Además en ese contexto el protocolo funcionó”.
“Lo que hemos intentado hacer desde que se presentó el abogado es entrar en conversaciones, y en casos de no llegar a un acuerdo acudiremos a lo que digan tribunales” agrega la representante de la casa de estudios.
