Por Chantal Aguilar
"Es una mezcla entre una alegría enorme y todavía un poco de escepticismo, mientras no lo podíamos contar quizás tampoco lo queríamos creer". Hace algunas semanas, el arquitecto chileno Alejandro Aravena —nacido en Santiago en 1967— conocía la noticia, pero no podía hacerla pública: había ganado el Premio Pritzker 2016, el más importante de la arquitectura mundial.
Orgulloso, alegre y enormemente agradecido con sus cuatro socios del estudio Elemental —Gonzalo Arteaga, Juan Ignacio Cerda, Víctor Oddó y Diego Torres—, el profesional asegura a Teletrece que la obtención del premio le ha entregado "una sensación de libertad" más que cualquier otra cosa.
"La arquitectura no se hace con las propias manos como un escultor, ni siquiera es que uno se levante en la mañana con las ganas de hacer un edificio. Alguien tiene que necesitarlo", agrega Aravena.
El presidente del jurado del premio Pritzker, Lord Peter Palumbo, describió el trabajo del chileno como "una revelación". Por ser autor de numerosos proyectos de viviendas sociales y su preocupación por las ciudades y sus ciudadanos.
¿Por qué dedicarse a las viviendas sociales?
"Hay una cantidad de desafíos, problemas y amenazas en el mundo que son tremendamente complejos. A mayor complejidad del problema, mayor necesidad de síntesis, y si algún poder tiene la arquitectura es poder de síntesis. Lo que hemos tratado de hacer nosotros es disponibilizar ese conocimiento y ese poder de la arquitectura para problemas que importen, para problemas que sean relevantes, que afecten a una mayoría. No necesariamente o solo por cuestiones humanitarias, sino porque creemos que hay un conocimiento profesional que disponibilizado para estas preguntas complejas pueden hacer la diferencia", expresa Alejandro Aravena.
"Si alguna cosa tiene la vivienda social o la ciudad es que es un problema difícil y los problemas difíciles requieren calidad más que caridad profesional", añade.
A continuación, puedes ver la entrevista completa a Aravena:
