Zelenski acusa a Rusia de "genocidio" en el este de Ucrania
El presidente ucraniano Volodimir Zelenski acusó a Rusia de estar cometiendo un "genocidio" en el Donbás, en el este del país, donde la ciudad de Severodonetsk se encuentra bajo un diluvio de bombas.
Arrolladoras en su ofensiva en el Donbás, las fuerzas rusas también bombardearon Járkov, que había recuperado cierta normalidad tras el retroceso de las tropas invasoras que acechaban la segunda ciudad del país.
"La actual ofensiva de los ocupantes en el Donbás podría dejar la región inhabitada", afirmó Zelenski, en la noche del jueves al viernes, en su discurso televisivo cotidiano, acusando a Rusia de querer "reducir a cenizas" varias ciudades de la región.
Rusia ejerce la "deportación" y "los asesinatos en masa de civiles" en el Donbás, insistió. "Todo esto (...) es una política evidente de genocidio", agregó.
Al lanzar su invasión el 24 de febrero, Moscú esgrimió, entre otros motivos, un presunto "genocidio" contra la población rusoparlante del Donbás, escenario desde 2014 de una guerra entre Kiev y separatistas prorrusos.
En abril, la palabra "genocidio" ya fue usada contra Rusia por el Parlamento ucraniano o por dirigentes internacionales como el estadounidense Joe Biden o el británico Boris Johnson, aunque otros como el francés Emmanuel Macron o el alemán Olaf Scholz la evitaron.
Intento de cerco
Tras fracasar en su intento de tomar Kiev y Járkov, Moscú centra sus esfuerzos en conquistar completamente el Donbás, una cuenca minera que comprende las regiones de Donetsk y Lugansk.
Precisamente en Lugansk se sitúan los combates más encarnizados alrededor de las ciudades gemelas de Severodonetsk y Lysychansk, posiciones claves para el control del Donbás que las tropas rusas intentan rodear.
"Pensamos que las fuerzas rusas se han podido hacer con la mayor parte del noreste de Severodonetsk, aunque hay todavía combates en marcha", dijo un alto responsable del departamento de Defensa de Estados Unidos.
El jefe de la administración civil y militar de Severodonetsk, Alexander Striuk, dijo que todavía había entre 12.000 y 13.000 personas en la ciudad, que tenía 100.000 habitantes antes de la guerra.
"Un 60% del parque de viviendas de Severodonetsk ha sido destruido. Un 85-90% de los edificios de la ciudad han sido dañados y necesitarán una restauración mayor", dijo citado por los medios ucranianos.
Bombardeos en Járkov
Más al norte, en Járkov, las sirenas antiaéreas volvieron a activarse en la madrugada del viernes. En la víspera, un bombardeo dejó nueve muertos y 19 heridos, entre ellos un bebé de cinco meses y su padre, dijo el presidente Zelenski.
Los misiles cayeron en un sector residencial del barrio Pavlové Polé, según un periodista de AFP, que vio un joven fallecido y cuatro heridos trasladados al hospital, uno de ellos sin una pierna y un brazo.
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Rusia había abandonado su ofensiva sobre esta ciudad para concentrar sus efectivos en el este y el sur de Ucrania y su población intentaba un difícil regreso a la normalidad, reanudando el servicio de Metro.
Pero las fuerzas de Moscú todavía mantienen posiciones al este de Járkov, mientras los ucranianos cavan trincheras alrededor de la ciudad e instalan bloques de hormigón, sacos de arena y controles ante un eventual nuevo asalto.
El Kremlin, que según los analistas quiere consolidar sus avances en el sur y el este de Ucrania antes de cualquier solución negociada, rechazó el jueves un plan de paz de Italia.
La propuesta preveía un alto el fuego y la retirada de tropas bajo supervisión de la ONU, la entrada de Ucrania en la UE pero no en la OTAN y un estatuto de autonomía para el Donbás y Crimea bajo soberanía ucraniana.
"Puente ferroviario"
La guerra entre Ucrania y Rusia, grandes exportadores de cereales y responsables de un tercio de la producción del trigo mundial, está afectando el mercado alimentario global y hace temer una escasez de comida.
Los puertos de la antigua república soviética están bloqueados, con miles de toneladas de grano acumulándose en almacenes.
Según el próximo responsable militar estadounidense en Europa, el general Chris Cavoli, Alemania propuso desplegar un "puente ferroviario" con Ucrania para transportar esta mercancía.
El presidente ruso Vladimir Putin se ofreció para ayudar a "superar la crisis alimentaria" que amenaza al mundo por este conflicto a cambio del levantamiento de las sanciones de los países occidentales contra Moscú.
Estados Unidos rechazó la oferta: "Ahora utilizan herramientas económicas como armas. Están convirtiendo la comida en arma", reprochó el portavoz del Pentágono John Kirby.
También la jefa de la diplomacia británica, Lizz Truss, advirtió contra cualquier tentación de "ofrecer un compromiso o (iniciativas de) apaciguamiento" a Putin. "Tenemos que asegurarnos de la derrota de Putin", añadió.