La plataforma de videos en línea YouTube anunció este jueves que tomó medidas contra una amplia campaña de propaganda dirigida por las autoridades chinas en las redes sociales para desacreditar la movilización a favor de reformas democráticas en Hong Kong.
La empresa desactivó 210 canales tras haber descubierto que actuaban de "forma coordinada publicando en internet vídeos relacionados con las manifestaciones actuales en Hong Kong", explicó Shane Huntley, analista encargado de la seguridad en el grupo Google, propietario de la plataforma de vídeo.
Otros dos gigantes tecnológicos estadounidenses, Twitter y Facebook, habían hecho acusaciones similares contra China el lunes, afirmando haber cerrado un millar de cuentas activas vinculadas con esa supuesta campaña de desinformación. "Hemos descubierto la utilización de VPN (redes virtuales que permiten disimular el origen geográfico de las conexiones a internet) y otros métodos para ocultar el origen de esas cuentas", explicó Huntley.
Oficialmente, Pekín no interviene en la crisis y deja que el gobierno local hongkonés se encargue de ella. Pero el gobierno chino hace importantes esfuerzos para tratar de influenciar la opinión pública, afirman Twitter, Facebook y Google. El ministerio chino de Relaciones Exteriores dijo que "no está al corriente de la situación".
Aunque la empresa no explicitó quiénes se encontraban detrás de estos canales, al establecer paralelismos con las investigaciones de las redes sociales, sugirió que, como en esos casos, los responsables de dichos canales serían personas vinculadas al Gobierno chino. YouTube, de hecho, así como Twitter y Facebook, está prohibido en el país.
La antigua colonia británica de Hong Kong lleva once semanas de manifestaciones masivas que piden mayor autonomía y un régimen democrático para la región, algo a lo que China se opone frontalmente. Este viernes, los manifestantes se han propuesto crear la cadena humana más larga de la historia, justo cuando se cumplen 30 años de la que, hasta ahora, ostenta esa marca: la de 600 km que en agosto de 1989 se organizó entre Estonia, Letonia y Lituania para pedir la independencia de la Unión Soviética.