En 2009 este caso conmocionó a toda Colombia. La tarde del 10 de junio se conoció la denuncia de una joven madre de 24 años por el secuestro de su pequeño hijo de apenas seis días de nacido en Bucaramanga.
Johana Andrea Macías Rangel, la madre del niño, contó entre lágrimas que –de acuerdo con su versión– dos hombres y una mujer ingresaron a su casa, le exigieron que tomara a su hijo recién nacido y se la llevaron.
Luego de eso, según Johana, la llevaron hasta un sector de la vía principal en un Renault 4 de color azul, la dejaron en ese lugar y se fueron con el bebé.
La noticia cobró fuerza a nivel país y miles de colombianos clamaban por la liberación del recién nacido, incluyendo movilizaciones y un amplio despliegue de las autoridades, que llegaron a ofrecer hasta millonarias recompensas por información acerca del paradero de los captores.
Un vuelco brutal
El 16 de junio, sólo 12 días después de su nacimiento, el bebé fue encontrado sin vida. El cadáver estaba en una bolsa negra en una finca entre Bucaramanga y la localidad de San Gil.
La terrible noticia provocó el llanto y repudio de un país que exigía justicia. Las autoridades emplearon los mismos esfuerzos en la búsqueda de los responsables.
Pero poco tiempo después del hallazgo del cuerpo, la madre fue arrestada como principal sospechosa del crimen.
¿Cómo llegó a convertirse en sospechosa la mujer que durante seis días lloraba frente a las cámaras pidiendo que encontraran a su hijo?
La versión de Johana, quien al momento de la denuncia por secuestro todavía se encontraba convaleciente tras dar a luz, fue que las personas que se llevaron a su hijo, cerca de las 14:30 horas del 10 de junio, la condujeron hasta un lugar a 50 kilómetros de Bucaramanga, donde la abandonaron y se fueron con el bebé.
Los investigadores comenzaron a sospechar luego de entrevistar a vecinos del sector, quienes manifestaron no haber visto nada extraño.
Tampoco era claro cómo habían entrado los secuestradores al hogar del pequeño, mientras la mamá insistía en que probablemente alguien cercano les dio las llaves.
Pero lo que más confundió a las autoridades fue la declaración de Johana sobre que al volver a casa el candado de la vivienda estaba puesto en la reja. Según los especialistas en criminalística, no tenía lógica que los desconocidos se tomaran la molestia de dejar cerrado con candado en medio de un secuestro.
También levantó sospechas la distancia recorrida por la madre. Según registró el diario colombiano El Tiempo en aquel entonces, los encargados de realizar las pesquisas del caso señalaron que el recorrido desde el punto donde abandonaron a Johana, unos cuatro kilómetros, no tenía buenas condiciones.
“Es una vía terciaria donde incluso hay que pasar un riachuelo. Aun siendo cuidadosos, llegamos con los zapatos sucios”, explicó uno de los investigadores al periódico.
Acorralada, Johana comenzó a cambiar la versión de sus declaraciones. Explicó que recibió una llamada de un desconocido que le dijo que debía tomar al bebé y viajar a San Gil. Luego debía bajarse en un punto y entregarle el pequeño a una mujer, todo esto bajo las amenazas de hacerles daño a su esposo y a su otra hija si no seguía las instrucciones.
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De acuerdo con la publicación de El Tiempo, cuando los investigadores le pidieron a la mujer que los llevara al lugar donde había entregado a su hijo, Johana le dijo algo al oído a su mamá y ésta se desmayó.
“Una vez llegaron al punto donde supuestamente había entregado al niño, aproximadamente cinco kilómetros adelante del peaje, y a 40 minutos de Piedecuesta, Johana se acercó a una policía y le dijo: ‘Tengo que decirle que tenía el niño en una bolsa y lo arrojé a un barranco’”, publicó El Tiempo.
El menor había muerto ahogado por la bolsa negra con la que se encontraba envuelto.
La madre fue detenida como principal sospechosa y un juez de control de garantías ordenó la medida de cárcel por homicidio agravado. Mientras que el país pasó de clamar por la aparición del niño a rogar por justicia.
Tras un largo proceso, el juzgado quinto penal del circuito de Bucaramanga condenó a Johana Macías a 37 años y seis meses de cárcel el 1 de diciembre de 2011.