AFP
Un sismo de magnitud 7,3 en una zona montañosa fronteriza entre Irán e Irak ha causado 530 fallecidos y más de 8.000 heridos, según el más reciente recuento realizado este martes. Además, provocó corrimientos de tierra que han dificultado las operaciones de socorro.
Se trata de un considerable aumento respecto a las cifras oficiales entregadas este lunes: el número de muertos llegaba a los 430.
El evento ocurrió pasadas las 8 de la noche hora local del domingo 12 de noviembre, a unos 200 kilómetros al noreste de Bagdad y a 104 kilómetros al oeste de la ciudad de Kermanshah, zona occidental de Irán.
Aquel día las mágenes difundidas mostraban gente aterrada huyendo de un edificio en Seleimaniya, en el norte de Irak, con las ventanas haciéndose añicos cuando se produjo la catástrofe.
Otras imágenes de la ciudad vecina de Darbandajan mostraban paredes y estructuras de cemento desmoronándose. El temblor se registró a una profundidad de 25 km. Este fenómeno afectó a ciudades y aldeas iraquíes.
En Irán, al menos una treintena de equipos de rescatistas de la Media Luna Roja se mantuvieron en las zonas afectadas, unas 14 provincias, que llevó al gobierno a señalar que ese país estaba frente al "terremoto más devastador del 2017", declarándolo estado de emergencia.
Teherán parece haber perdido las esperanzas de encontrar personas con vida bajo los escombros. Irán, donde se ha registrado el mayor número de víctimas del sismo, ordenó finalizar las tareas de rescate, de acuerdo a la agencia IRNA.
En la segunda noche desde el seísmo, la gente ha dormido a la intemperie temerosa de las 193 réplicas que se han sentido hasta la fecha.