El 27 de agosto, se demolieron simultáneamente, por medio de una explosión controlada, 15 edificios inacabados de un complejo residencial en la provincia meridional de Yunnan, en China.
Según medios locales, las autoridades decidieron tomar medidas porque los edificios llevaban abandonados desde 2014 y tenían constantes problemas de inundaciones, lo que deterioró las construcciones.
Antes de proceder al derribo se creó un montículo amortiguador alrededor de los edificios para detener las ondas sísmicas.
Los vecinos del sector fueron evacuados antes de proceder con las explosiones que derribaron uno a uno los edificios que alguna vez fueron pensados como residenciales pero que terminaron inutilizables.