Venezuela: panorama complicado para 2018
La situación de la deuda externa venezolana es dramática y no se ve salida a corto plazo, debido al continuado bajo precio del petróleo. Para precisar datos y cifras, DW entrevistó a una experta venezolana.
DW: ¿Cuál es la composición aproximada de la deuda externa de Venezuela? (Bonos de inversionistas privados, Rusia, China, Irán?)
Pilar Navarro: Debido a la opacidad imperante en Venezuela es difícil precisar los montos exactos adeudados. De la deuda externa del sector público, cerca del 60 por ciento lo representa deuda con tenedores de bonos (34 por ciento de la República y 26 por ciento de PDVSA). Por su parte, dentro de la deuda externa del Gobierno central, que cerró 2016 en 46.763 millones de dólares, según las cifras del Ministerio de Finanzas, un 8,6 por ciento lo representa la deuda externa bilateral, de la que Rusia solamente representa 74 por ciento, es decir, 2.950 millones de dólares. Por su parte, la deuda con China es mucho más difícil de estimar en vista de la ausencia de cifras oficiales; según estimados de Ecoanalítica, esta representaba al cierre de 2016 20 por ciento de las deudas externas del sector público. El 20 por ciento restante corresponde al resto de la deuda financiera de PDVSA y a la deuda con proveedores.
Ante la necesidad de divisas y la dramática restricción presupuestaria, ¿cuál ha sido la respuesta del Gobierno? ¿Es esa estrategia sostenible?
Sin lugar a dudas, el Ejecutivo ha mantenido una postura de pagar a toda costa, donde ante la caída de los ingresos fiscales por la disminución de la cotización del crudo, la estrategia ha sido un recorte abrupto de las importaciones, lo que ha agudizado los problemas de escasez que ha venido padeciendo la economía venezolana desde hace años y que se ha exacerbado en los últimos dos. Según nuestras estimaciones, en 2016 el Ejecutivo recortó en 51 por ciento las importaciones y sobre este ritmo ya reducido a la mitad, se ha dispuesto a seguir recortando, y en lo que va de año las compras externas se han reducido 25 por ciento. Pareciera que la lógica con la que opera el Ejecutivo es que es menos costoso recortar las importaciones que liquidar otros activos externos como las reservas internacionales. No obstante, esta estrategia no es sostenible y, ante un precio del crudo que no parece levantar cabeza y una producción petrolera mermada, tarde o temprano se tendrá que llegar al fondo.
¿Sigue el Gobierno teniendo posibilidades y voluntad de pago de la deuda externa?
En estos momentos no está en duda la capacidad de pago del Ejecutivo, sino su voluntad. Ante la reciente crisis política que se ha desatado en el país, cabe preguntarse sobre si el Gobierno mantendrá su posición inamovible de pago. Para este año estimamos que la brecha externa es de 6.022 millones de dólares, que el Ejecutivo apostó a cerrar a través de un recorte de importaciones, pero también a través de una serie de operaciones de financiamiento que han sido bloqueadas por la falta de aprobación de la Asamblea Nacional y que ha desatado la crisis política actual y que le complica la situación al Gobierno. Sin embargo, creemos que el Ejecutivo cuenta con los activos externos para surfear 2017 sin un evento de cesación de pagos pero llegando a 2018 con una posición muy vulnerable.
¿Puede ser este un año decisivo para la deuda venezolana?
Estamos ante un escenario complicado. En nuestra opinión, la resolución del problema no se va a dar en el corto plazo, y sus consecuencias son impredecibles.