A la familia Sánchez Pérez le gustaba mucho Veracruz, tanto que compró una casa de descanso para pasar sus vacaciones en ese estado del sureste mexicano.
Varias veces al año visitaban la playa de Salinas, municipio de Alvarado donde se encontraba su propiedad. En el pueblo ya eran conocidos y tenían varios amigos.
El 2 de septiembre de 2016 viajaron de nuevo y al día siguiente salieron en su auto hacia el Puerto de Veracruz, a media hora de su casa.
Pero no volvieron. Los vecinos alertaron a los parientes de la familia en Querétaro, donde residían.
De María Dolores Pérez Reséndiz (45), Javier Sánchez Jiménez (47) y la hija del matrimonio, Karen Sánchez Pérez (19), nada se supo desde entonces.
Hasta el pasado domingo 20 de marzo, cuando el fiscal General de Veracruz, Jorge Winkler Ortiz, informó que sus restos, junto a los de otras 44 personas, fueron encontrados en una fosa clandestina.
El caso de la familia es uno más en los episodios de violencia que sacuden al estado, considerado por organizaciones civiles como el mayor cementerio del país.
Desde julio de 2016 se han encontrado cientos de fosas con restos de más de 300 personas que estaban desaparecidas.
Prácticamente todas fueron localizadas por miembros de organizaciones civiles, quienes realizaron la búsqueda con sus propios medios.
Con palas, picos y a veces con las manos han excavado en ranchos, solares o buscaron en manglares para encontrar a sus familiares.
La investigación
Javier Sánchez Jiménez se dedicaba a organizar bailes y eventos musicales en el municipio de Colón, Querétaro, donde vivía con su familia.
Era conocido porque siempre apoyaba con su equipo de sonido las fiestas de las parroquias vecinas.
También fundó un grupo musical, "Área 51", que era contratado para amenizar fiestas o para tocar en restaurantes y bares.
Gracias al negocio compró una casa pequeña en la playa de Salinas, a la que remodeló paulatinamente.
Allí Javier y su familia se prepararon el 3 de septiembre pasado para asistir al Festival de la Cerveza, que ese sábado se realizó en el malecón del puerto de Veracruz.
Cuando no volvieron, después de algunos días, los familiares encontraron en la casa maletas, ropa y dinero de sus parientes, una muestra de que pensaban regresar por sus pertenencias.
El 8 de septiembre se presentó ante la Fiscalía la denuncia por la desaparición de la familia. Pero la investigación no prosperó, denunciaron familiares como Teresa Pérez Reséndiz, cuñada de Javier, a medios locales.
Incluso la dependencia extravió las muestras genéticas aportadas por la familia desde el año pasado, según denuncia la organización civil Colectivo Desaparecidos-Justicia.
Controversia
Por eso la polémica cuando se anunció que en una fosa clandestina en la comunidad de El Arbolillo, municipio de Alvarado, se habían localizado identificaciones y tarjetas de crédito de la familia Sánchez Pérez.
Aunque las pruebas definitivas para identificar los restos como un análisis de ADN no han concluido, la Fiscalía de Veracruz informó del hallazgo.
Algo que fue criticado por el Colectivo, que calificó como "irresponsable" el anuncio.
"Es aberrante, decir que porque encontraron identificaciones dan por hecho que son los familiares", señala Brenda Rangel, fundadora de la organización.
"No es la primera vez que la Fiscalía de Veracruz se equivoca violando protocolos, hay total insensibilidad", agrega.
Las protestas parecieron surtir efecto. La Secretaría de Gobernación ordenó a la Policía Federal que recabe muestras de los restos localizados en Alvarado para realizar las pruebas científicas de identificación.
BBC Mundo contactó a personas cercanas a la familia Sánchez Pérez en busca de una entrevista para conocer más del caso.
Pero la respuesta fue que no era posible por el momento atender la petición.
Impunidad
Hasta el momento no se sabe por qué fueron asesinadas estas personas, ni tampoco se conoce a los responsables del crimen.
BBC Mundo solicitó una entrevista con el fiscal Winkler Ortiz pero no hubo respuesta.
En todo caso, el hallazgo de cientos de personas en fosas clandestinas es una muestra de la crisis de inseguridad y violencia que Veracruz padece desde hace varios años.
Y también una evidencia de la descomposición política en el estado, explica Gabriel Regino, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"El origen de todo es la corrupción política", le dice a BBC Mundo el especialista.
"Nada ocurrió de un día para otro, hay una larga data de inacción y complicidad en el estado".
Parte del problema es que algunas instituciones oficiales, como policías locales, fueron cooptadas por la delincuencia organizada.
Esto explica la aparición de fosas clandestinas en al menos una decena de municipios de Veracruz, según reportes oficiales.
"Nadie puede en cualquier parte el mundo matar 3, 4 o 5 personas y enterrarlas con total impunidad", señala Regino.
"Enterrar 200 personas me recuerda el horror de lo que hace poco se descubrió en Kabul. Lo que sucede en ese lejano medio oriente lo tenemos en nuestro propio país", añade.
Por lo pronto, las organizaciones civiles mantienen la búsqueda de desaparecidos e incluso algunas creen que puede haber más fosas en el estado.
Y es que entre 2011 y 2016 más de 5.000 personas desaparecieron en Veracruz. Menos de la mitad se ha localizado.