Un agente de la Policía de Londres confiesa más de veinte violaciones
Un agente de un cuerpo de élite admitió el lunes (16.01.2023) haber cometido decenas de violaciones y agresiones sexuales durante casi dos décadas, en uno de los casos "más conmocionantes" que mancharon en los últimos años la reputación de la policía londinense. David Carrick, de 48 años, que trabajaba para una unidad especial de Scotland Yard dedicada a proteger a parlamentarios y diplomáticos extranjeros, se declaró culpable de cuatro violaciones y otros delitos. Está acusado en total de cincuenta delitos, 27 de ellos por violación contra 13 mujeres.
Durante una visita en Londres, la juez también levantó restricciones impuestas en diciembre, revelando que el policía ya había admitido entonces 43 cargos contra otras 11 mujeres, 20 de ellos por violación, entre 2003 y 2020. La fiscal Jaswant Narwal calificó el caso el lunes como "uno de los más conmocionantes que haya tenido que tratar implicando a un agente de policía en servicio". Este será condenado en una vista prevista a principios de febrero, precisó la magistrada.
"En nombre de la policía metropolitana, quiero pedir disculpas a las mujeres que sufrieron a manos de David Carrick", declaró la subcomisaria de la policía londinense, Barbara Gray, alabando la valentía de las víctimas al decidir testificar sobre estas agresiones a raíz de la detención del policía en octubre de 2021 por una primera violación.
"Manada de Castelldefels": La nueva acusación de violación grupal que indigna a España
Carrick es un "prolífico delincuente sexual en serie" que "destrozó" sus vidas y mermó la confianza en la policía, afirmó. "Deberíamos haber detectado su comportamiento y, como no lo hicimos, perdimos oportunidades de apartarlo" del cuerpo, agregó, precisando que el caso fue remitido al organismo de control interno de Scotland Yard para investigar lo ocurrido. Sus compañeros de la Policía han confirmado a The Times que se le conocía con el apodo de 'Bastardo Dave', pero no por sus agresiones sexuales, sino por tener fama de "malo y cruel".
Durante la vista se supo que la Policía londinense había tenía conocimiento de varias acusaciones de violación, violencia doméstica y acoso contra el agente, pese a lo cual no se le impusieron sanciones penales ni medidas disciplinarias internas hasta su detención, en un caso que recuerda al del agente Wayne Couzens, que también trabajaba en la brigada de protección diplomática y fue condenado a cadena perpetua por asesinato.