El presidente estadounidense, Donald Trump, se defendió el domingo de nuevas acusaciones de racismo tras una serie de ataques contra un legislador negro y la ciudad de Baltimore, una táctica electoral que la oposición demócrata denuncia como una "campaña de odio".
"Los demócratas siempre juegan la carta del racismo, cuando en realidad ellos hicieron muy poco por los formidables afroestadounidenses de nuestro país", escribió Trump en Twitter.
El magnate republicano había atacado violentamente el sábado a Elijah Cummings, diputado de Maryland cuya circunscripción abarca gran parte de Baltimore, una ciudad industrial de población mayoritariamente negra socavada por problemas sociales como la droga y la violencia.
"El distrito de Cumming (sic) es un desastre asqueroso, infestado de ratas y roedores", escribió el mandatario. "Ningún ser humano querría vivir allí", tuiteó.
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La presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, nacida en Baltimore aunque electa por California, tildó de "racistas" los dichos del presidente.
"Que alguien explique a Nancy Pelosi, recientemente calificada de racista por algunos de su propio partido, que no hay nada malo en destacar lo evidente: el representante Elijah Cummings hizo un muy mal trabajo por su distrito y la ciudad de Baltimore", respondió Trump el domingo.
Las declaraciones de Trump provocaron el sábado una ola de respuestas indignadas, menos de dos semanas después que invitara a cuatro jóvenes legisladoras demócratas surgidas de minorías a "retornar" a los países de los cuales provienen.
"Usted ha probado una vez más que no está a la altura de la función que ocupa. Un presidente debe impulsar a su país hacia arriba. No destrozarlo", le dijo el exvicepresidente Joe Biden, que encabeza los sondeos para la investidura demócrata de cara a las elecciones presidenciales de 2020.
En el campo republicano, los comentarios fueron más condescendientes.
"El presidente tiene razón al decir que esto nada tiene que ver con la raza", dijo el domingo al canal conservador Fox News el director de gabinete de la Casa Blanca Mick Mulvaney, mientras el legislador por Texas Will Hurd se limitó a declarar a ABC que él "no hubiera tuiteado de esa manera".
"Maniobra de diversión"
Trump parece dispuesto a galvanizar a su base electoral, mayoritariamente blanca, alimentando las tensiones raciales e ideológicas.
La diputada demócrata por Michigan Rashida Tlaib lo acusó el domingo en CNN de conducir una "campaña de odio" destinada a ocultar que carece de propuestas concretas.
Tlaib, palestina de origen convertida en noviembre en una de las dos primeras mujeres musulmanas en ingresar al Congreso, forma parte -junto a Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar y Ayanna Pressley- del "escuadrón" de legisladoras demócratas atacadas dos semanas atrás por el presidente.
En un reciente mitin electoral, cuando Trump mencionó a Ilhan Omar, hija de inmigrantes somalíes, la multitud coreó: "Échenla".
Se trata de una estrategia destinada al fracaso, dijo el domingo el senador Bernie Sanders, otro precandidato demócrata. "Los estadounidenses no aceptarán a un presidente que trata de dividirnos según el color de nuestra piel o nuestro lugar de nacimiento", estimó.
Para el alcalde de Nueva York Bill de Blasio, que también espera poder ser quien desafíe a Trump en las urnas en noviembre de 2020 por el Partido Demócrata, el presidente está intentando una "maniobra de diversión" para "desenfocar a la gente de la realidad del país".
El expresidente Barack Obama compartió el sábado en Twitter una columna de opinión de 149 integrantes negros de su gobierno preocupados por la retórica de Trump y el "aumento del racismo" en el país.
"Estoy orgulloso de la manera en que continúan luchando por un mejor Estados Unidos", dijo el primer presidente negro de la historia del país.