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Donald Trump defendió una vez más con uñas y dientes su proyecto de levantar un muro en la frontera con México, advirtiendo que estaba "preparado" para que la parálisis presupuestaria iniciada hace dos semanas se extienda varios meses, incluso más de un año.s
El presidente recibió este viernes en la Casa Blanca a la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y al líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, para encontrar una solución a la parálisis presupuestaria, un día después de la inauguración de un nuevo Congreso en Washington.
Durante de prensa, Trump describió las negociaciones como "muy, muy productivas", aunque la oposición tuvo un relato menos optimista del encuentro.
El presidente estadounidense calificó la construcción del muro en la frontera sur como una cuestión de "seguridad nacional" y afirmó que un acuerdo al respecto con la oposición demócrata es posible.
"Podemos lograrlo a través de un proceso de negociación, intentémoslo", dijo.
Sin embargo Trump también confirmó las declaraciones formuladas a la salida de la reunión por Chuck Schumer, quien indicó que el presidente dijo que el cierre de la administración federal podría durar mucho tiempo, meses e incluso años.
"Sí, yo dije eso", indicó Trump. "No creo que pase, pero estoy preparado" para ello, precisó.
Las negociaciones sobre la parálisis del gobierno, un elemento de presión potente en la política estadounidense, también son una batalla comunicacional, en la cual cada partido intenta responsabilizar al otro del cierre, que afecta a cerca de 800.000 funcionarios, obligados a estar en licencia sin goce de sueldo.
"Inmoral"
Después del jueves, con la inauguración del nuevo Congreso Estados Unidos comenzó a vivir un nuevo escenario político: los republicanos siguen dominando el Senado, pero los demócratas recuperaron la Cámara de Representantes, con Nancy Pelosi como la principal portavoz de la oposición.
"No vamos a construir un muro", dijo Pelosi el jueves. "Un muro es una inmoralidad entre países. Es una forma de pensar antigua, no es rentable", dijo, argumentando que el dinero estaría mejor invertido en tecnología de seguridad como drones y cámaras y en la contratación de más agentes fronterizos.
La parálisis presupuestaria tiene como principal escollo la demanda del presidente estadounidense de una partida de más de 5.000 millones de dólares para construir el muro, una de sus promesas insignia de la campaña electoral de 2016.
En los últimos días se barajó la posibilidad de un acuerdo sobre otro tema relacionado con la inmigración: la regularización de la situación de los "dreamers", los indocumentados llegados a Estados Unidos siendo niños acompañando a sus padres.
Bajo la administración del expresidente Barack Obama fue lanzado un programa que protegía de la deportación y otorgaba permisos para trabajar y tener licencias de conducir a unos 700.000 "dreamers" inscritos.
Este programa, denominado Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA), fue suprimido por Trump en septiembre de 2017 y desde entonces es objeto de una batalla en los tribunales, que probablemente termine en la Corte Suprema.
En la conferencia de prensa, Trump indicó que una negociación al respecto no está en el orden del día.
"Vamos a hablar en otro momento", dijo el presidente.