La administración del presidente Donald Trump terminó el miércoles de desmantelar un plan de la era Obama que buscaba recortar emisiones de centrales eléctricas alimentadas a carbón, y presentó un nuevo plan anti-CO2 mucho más permisivo.
La nueva directiva, bautizada como "Energía Limpia Asequible" y anunciada por el director de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, en inglés), Andrew Wheeler, se limita a incentivar la eficiencia de este tipo de centrales de generación eléctrica para facilitar su mayor longevidad y otorga a los estados discreción para determinar sus objetivos de emisiones.
"Guerra al carbón"
"Con este plan impulsaremos nuevas tecnologías que pueden asegurar que las centrales térmicas de carbón serán parte de nuestro futuro limpio", indicó Wheeler al realizar el anuncio formal. El responsable de la agencia medioambiental indicó que con esta normativa se pone fin a la "guerra al carbón" lanzada por Obama.
Desde la oposición, los demócratas criticaron duramente la eliminación del Clean Power Plan ("Plan Energía Limpia") de Barack Obama, que no había estado exento de polémica, y calificaron al nuevo proyecto, titulado Affordable Clean Energy ("Energía Limpia Accesible"), como "un regalo para quienes más contaminan".
Aumento del gas natural
La realidad, sin embargo, resulta más compleja considerando que la matriz energética de Estados Unidos continúa alejándose del carbón y volcándose hacia el gas natural –producto del auge del fracking– y también hacia fuentes renovables.
Según proyecciones oficiales, el sector energético reducirá 13% las emisiones de dióxido de carbono en 2019 en comparación con niveles de 2005. Entre 2005 y 2015, el CO2 emitido por carbón tuvo una significativa baja de 39%.
Trump anunció en 2017 su intención de erradicar el Clean Power Plan de Obama, que fue presentado por el entonces presidente en 2015 pero enfrentó una fuerte oposición de estados y compañías. En febrero de 2016 la Suprema Corte dejó en suspenso la aplicación del plan.