El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, rescindió este viernes un memorándum suyo sobre el servicio de transexuales en las Fuerzas Armadas para imponer lo que fue calificado por la oficina de prensa de la Casa Blanca como una "nueva política desarrollada a través de un amplio estudio por altos líderes uniformados y civiles, incluidos los veteranos de guerra”.
Esta indica que las personas con "historial de disforia de género (…) quedan descalificadas del servicio militar excepto bajo circunstancias limitadas”, moderando la orden anterior, que prohibía toda participación de transexuales en las Fuerzas Armadas.
De acuerdo con el Gobierno estadounidense, la "disforia de género" define a "aquellas personas que puedan requerir un tratamiento médico sustancial, incluyendo medicamentos y cirugía". El documento da margen de maniobra al Pentágono para que "ejerza su autoridad para implementar cualquier política apropiada que concierna al servicio militar de personas transexuales".
Para la Casa Blanca, esta nueva política "permitirá a las Fuerzas Armadas establecer estándares de salud física y mental (...) por igual a todos los individuos que quieran alistarse y luchar”.
"Artimaña para discriminar”
La decisión se tomó después de que el secretario de Defensa, James Mattis, y la jefa de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, concluyeran que las personas con antecedentes o diagnóstico de disforia de género "presentan un riesgo considerable para la efectividad y letalidad militar".
Trump había declarado en el pasado que "nuestras Fuerzas Armadas deben centrarse en la victoria decisiva y arrolladora, y no pueden ser lastradas con los enormes costes médicos y la perturbación que implicarían los transgénero”. Nancy Pelosi, líder de la minoría Demócrata de la Cámara de Representantes, dijo que el último memorándum "es la misma prohibición cobarde y repugnante que el presidente anunció el verano pasado.
Nadie con la fuerza y la valentía para servir en el ejército estadounidense debería ser rechazado por lo que es". El abogado defensor de los derechos de la comunidad LGTB, Peter Renn, dijo que este nuevo plan "no resuelve nada” y es "una artimaña diseñada únicamente para tratar de ocultar la discriminación”.