AFP
El presidente Donald Trump denunció este jueves una "caza de brujas" por las fuertes presiones a su secretario de Justicia a raíz de sus reuniones con un diplomático ruso durante la campaña electoral del año pasado, encuentros que ocultó al Senado.
"Jeff Sessions es un hombre honesto", manifestó Trump en un comunicado en el que aseguró que las presiones a miembros de su equipo por contactos reales o eventuales con funcionarios rusos no pasan de una "una caza de brujas". Poco antes, el presidente había expresado "total" confianza en su secretario de Justicia.
Pero Sessions, uno de los primeros aliados de Trump en Washington e impulsor de su dura política migratoria, salió adelante de los señalamientos y se apartó de cualquier investigación por los órganos de justicia sobre la campaña presidencial.
Sessions se encuentra en el centro de una espectacular controversia por sus encuentros con el embajador ruso Sergey Kislyak en plena campaña para las elecciones presidenciales del año pasado.
De acuerdo con agencias estadounidenses de inteligencia, Rusia y su presidente Vladimir Putin fueron los responsables por que pirateo y divulgación de correos electrónicos de la candidata Hillary Clinton y del partido Demócrata para ayudar a Trump a vencer las elecciones.
Esas denuncian habían llevado al entonces presidente Barack Obama a expulsar de Estados Unidos a 35 diplomáticos rusos y aplicar nuevas sanciones a Moscú.
Un paso atrás
Este jueves, Sessions cedió parcialmente a las presiones y anunció que no participará de cualquier investigación, actual o futura, realizada por algún órgano del Departamento de Justicia sobre la campaña electoral de año pasado, especialmente en lo que se refiera a contactos del equipo de Trump con funcionarios rusos.
No obstante, Sessions afirmó que era parte del rol de los senadores encontrarse con diplomáticos, y que en su reunión con el embajador ruso hablaron de "cosas normales", señalando no recordar si el tema de la elección fue abordado.
La interminable controversia sobre la supuesta complicidad entre auxiliares del equipo de Trump y funcionarios rusos durante la campaña electoral persiste como una densa nube negra sobre la Casa Blanca, y ya fue la causa de la primera baja en el equipo del presidente.
A inicios de febrero Trump le pidió la renuncia a su asesor para Seguridad Nacional, Michael Flynn, envuelto en una polémica conversación con el mismo embajador ruso en el ápice de la controversia por la injerencia rusa en las elecciones, y cuando Obama aún era presidente.
Sin embargo, Trump no pidió la cabeza de Flynn por haber conversado con el embajador ruso antes de asumir sus funciones, sino porque no repasó informaciones completas sobre el contenido de esas conversaciones al vicepresidente Mike Pence.
Precisamente a causa de ese antecedente, las presiones sobre Sessions cayeron este jueves de todos lados.
El presidente nacional del partido Demócrata, Tom Perez, y los jefes del partido en las cámaras del Congreso -el senador Chuck Schumer y la legisladora Nancy Pelosi- pidieron con todas las letras que Sessions presente su renuncia.
"El Departamento de Justicia debe estar por encima de cualquier recriminación. Por el bien del país, el fiscal general Sessions debe renunciar", dijo Schumer, al tiempo que Pelosi mencionó que el ex senador había "mentido y debía renunciar".
Sin encubrimiento
En las filas del partido republicano, en cambio, las voces que se levantaron pidieron que Sessions se declare impedido de participar de cualquier investigación sobre el caso, pero sin mencionar la renuncia.
El senador conservador Marco Rubio había dejado claro en la mañana que no apoyaría la caída en desgracia de Sessions, pero que tampoco quería que el tema quede resuelto de esa forma.
"No estoy interesado en participar de una caza de brujas, pero tampoco estoy interesado en participar en un encubrimiento", dijo Rubio.
En Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo no estar al tanto de esos encuentros, pero subrayó que "el trabajo del embajador es tener la mayor cantidad de encuentros posibles, incluso con los representantes del poder ejecutivo y legislativo del país".
El cargo de Sessions está en el corazón del problema. Como fiscal general supervisa al FBI y por lo tanto la investigación de la policía federal sobre los posibles vínculos entre el entorno cercano de Trump y Moscú.
La recusación de Sessions deja la posibilidad de que la investigación se mantenga en el Departamento de Justicia.
Pero algunos legisladores republicanos ya se suman, como los demócratas, a presiones a favor de la designación de un fiscal independiente o especial.
Tal investigación también podría enfocarse en las preguntas aún sin respuestas sobre los lazos empresariales de Trump en Rusia.
Este jueves el senador demócrata Sherrod Brown pidió al Departamento del Tesoro la apertura de una investigación para determinar si los socios empresariales rusos del presidente Trump violaron las leyes estadounidenses, especialmente las sanciones de Washington a Moscú.