La Décima Conferencia Nacional Guerrillera de las FARC tiene un sabor distinto a todas las otras, porque es la última que este grupo armado realiza como guerrilla antes de sumergirse en las procelosas aguas de la política partidista. Este sábado el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, dio inicio a una cita que calificó de “histórica” y en la que los comandantes seguramente aprobarán el acuerdo de paz alcanzado con el Gobierno.
Timochenko hizo hincapié en que el pacto no dejó “vencedores ni vencidos” y que a partir de ahora las FARC seguirán luchando por la justicia social y los más pobres, pero como un partido político. El encuentro cuenta con la presencia de unos 200 delegados y otros cientos de combatientes, quienes se han desplazado hasta la remota región de El Diamante, en los Llanos del Yarí, un corredor natural de sabanas que abarca parte de los departamentos del Caquetá y Meta, uno de los bastiones de los rebeldes.
“Hay que conseguir que la paz se convierta en una realidad en nuestro país sobre la base de la justicia social y la democracia”, dijo Londoño en la ceremonia de apertura del primer encuentro guerrillero abierto a la prensa, y que durará una semana, hasta el 23 de septiembre. “Eso implica la vinculación de las grandes mayorías inconformes a la vida política activa de nuestra nación”, agregó desde una tarima.
Vital mantener la unidad
Los líderes acudieron a la cita con camisetas que portaban el eslogan “Reconciliación nacional, paz con justicia social y democracia avanzada”, ideas sobre las que giró buena parte del discurso de Timochenko, que también apeló al ideario histórico de las FARC, de corte marxista-leninista. Asimismo, recordó que la decisión que salga de la Conferencia acerca del acuerdo tendrá “carácter vinculante” para todos los miembros del grupo.
De este modo quienes se declaren reacios a continuar los pasos, bien por radicalismo ideológico o por el fuerte influjo del narcotráfico, quedarán al margen de la organización. Por lo mismo, Londoño exhortó a los miembros del grupo a entregarse a la “imprescindible tarea de la unidad sin la cual todo esfuerzo se desperdiga y pierde”. Ese es precisamente uno de los principales desafíos de los rebeldes en su camino a la política, para evitar que sus integrantes se sumen al Ejército de Liberación Nacional (ELN) o a bandas criminales.