Por AFP/T13.cl
La decisión de Gran Bretaña de dejar la Unión Europea (UE) está demostrando estar llena de complicaciones y de declaraciones cruzadas.
Theresa May acaba de acusar a la UE de entrometerse en las elecciones británicas, a realizarse el 8 de junio, y sostuvo que "algunos" en Bruselas quieren que fracasen las negociaciones del Brexit.
Poco antes de esas declaraciones, el negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, se había referido también a "algunos", a los que tampoco mencionó, de hacer creer que este proceso será indoloro.
Ese "algunos" era, en el caso de May, la UE; en el la UE, May.
En una comparecencia ante Downing Street con ocasión de la disolución del Parlamento, May lanzó una retahíla de acusaciones: "La posición negociadora de la Comisión Europea se ha endurecido. Políticos y funcionarios europeos han proferido amenazas al Reino Unido".
No se quedó ahí.
A continuación, dijo: "Todos estos actos han sido programados deliberadamente para incidir en los resultados de las elecciones".
Y le agregó un poco más.
"Algunos en Bruselas no quieren que estas negociaciones sean un éxito", añadió.
Estas críticas de May de producen después de la tensa cena del pasado miércoles entre la primera ministra y el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, reunión cuyo contenido apareció publicado por el diario alemán Frankfurt Allgemeine.
Así se supo que Juncker salió de la cena con la impresión de que May "vive en otra galaxia" y de que se hace ilusiones inalcanzables respecto a las negociaciones.
May respondió que Juncker se encontrará con una "mujer extremadamente dura" en las tratativas.
Además, el principal negociador del Parlamento Europeo en el Brexit, Guy Verhofstadt, se había burlado del eslogan electoral de May -"un liderazgo fuerte y estable"-, al afirmar que el acuerdo de divorcio con Londres requiere "una comprensión fuerte y estable de los temas complejos que implica".
El cruce de declaraciones aparece también en medio de comentarios de que Gran Bretaña no pagará el costo por el divorcio de Europa, que se ha llegado a calcular en 100.000 millones de euros, aunque otras cifras hablan de no más de 65 mil millones.
El ministro británico para el Brexit, David Davis, respondió que el Reino Unido no pagará esta cifra, y advirtió que, en caso de un divorcio sin lograr un acuerdo con los 27, "no habrá nada a pagar".