AFP
Venecia podría hacer pagar a partir del próximo verano una entrada a sus visitantes que equivaldría a un impuesto de entre 2,5 y 10 euros ($1.980 a $7.929 pesos chilenos) según la temporada, para limitar el turismo de masas que asfixia la ciudad.
La medida introducida en la ley de finanzas italiana, definitivamente aprobada el sábado, prevé que a partir de julio Venecia pueda "adoptar en sus propias medidas presupuestarias (...) una contribución de desembarco" como la que existe ya en las Islas Eolias o en Lampedusa (Sicilia).
Apodada por algunos "tasa de desembarco", esta contribución se aplicará a todos los visitantes, pasen o no la noche en la Serenísima, es decir unos 30 millones de personas cada año.
Está dirigida principalmente a los turistas de un día que no pagan el impuesto de estancia, por día y por persona, en los hoteles o a los propietarios de los alojamientos de alquiler.
Entre ellos figuran sobre todo los pasajeros de los casi 600 cruceros gigantes que hacen escala cada año en la ciudad de los canales. Pero las compañías aéreas o de autocares podrían repercutir también ese impuesto en sus billetes.
"Estudiaremos una reglamentación equilibrada y compartida que preserve a todos los que estudian y trabajan en nuestro territorio", declaró en Twitter el alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, de centroderecha.
Según las primeras estimaciones municipales, el impuesto podría aportar a Venecia hasta 50 millones de euros anuales.
"El coste de limpieza del centro histórico y de seguridad son especiales y ha sido sufragado durante años por los venecianos", subrayó Brugnaro, citado este lunes por el diario La Repubblica.
"Gracias a todos los que a partir de ahora nos ayudarán a mantener Venecia limpia, permitiendo a los venecianos vivir de una manera más apropiada", agregó.