La asombrosa hazaña del primer hombre en cruzar la Antártica en solitario y sin ayuda
A sus 33 años, un estadounidense ha logrado algo que parecía imposible: ser la primera persona en cruzar la Antártica solo y sin ningún tipo de apoyo.
Tras una carrera épica a través de la nieve y el hielo que duró 53 días, el explorador Colin O'Brady logró concluir la proeza antes que el capitán del ejército británico Louis Rudd, de 49 años.
Ambos habían iniciado el 3 de noviembre el trayecto que hace dos años le costó la vida a un exoficial británico.
La excursión de 1.482 kilómetros los llevó a través del continente más frío de la Tierra bajo algunas de las condiciones más extremas.
O'Brady, un atleta profesional que comparte sus logros en redes sociales, habló con la BBC en uno de sus días más difíciles.
"Estoy cansado. Estoy agotado. Pero estoy progresando poco a poco cada día", contó desde su teléfono satelital el 20 de diciembre, día 47 de la travesía, mientras acampaba en medio de una tormenta y entre enormes crestas de hielo y nieve que conforman una superficie conocida como sastrugi.
Después de un día que fue como estar "en el interior de una pelota de ping-pong", O'Brady dijo que estaba agradecido de haber sorteado las crestas de nieve y hielo duro con poca visibilidad sin haberse roto una pierna.
"He estado arrastrando un trineo de casi 170 kg entre 12 a 13 horas al día a través del lugar más frío y duro del mundo", explicó, y agregó que perdió tanto peso que su reloj de pulsera casi se le salía y que le daba "miedo" mirar su cuerpo desnudo.
En una de sus publicaciones en Instagram se puede ver su tienda de campaña en medio de la tormenta mientras narra cómo fue su día 47 del trayecto.
Carrera sobre el hielo
Los dos excursionistas partieron de la barrera de hielo Filchner-Ronne después de un retraso de varios días debido al mal tiempo.
Dos días antes se conocieron en un bar de hotel en Chile y acordaron convertir sus intentos de cruzar solos y sin apoyo la Antártica en una competición formal.
Aunque ambos tienen en común el gusto por los viajes extremos, los dos aventureros tienen historias muy diferentes.
En 2008, O'Brady sufrió quemaduras graves en el 25% de su cuerpo durante unas vacaciones en Tailandia, lo que llevó a los médicos a decirle que nunca volvería a caminar con normalidad.
Sin embargo, se recuperó y se decidió a competir en triatlones antes de escalar cada una de las Siete Cumbres; es decir, las montañas más altas en cada continente. También ha esquiado hasta el Polo Norte y Sur y caminó hasta el punto más alto en cada estado de Estados Unidos.
Durante el trayecto, O'Brady publicó palabras motivadoras en Instagram y usó su teléfono satelital para responder preguntas cada noche de alguno de los miles de estudiantes que siguieron su solitaria expedición.
Por otro lado, Rudd, padre de tres hijos, obtuvo permiso del ejército, donde ha transcurrido su carrera, para entrenar e intentar hacer la travesía. Fue la muerte de su amigo y colega Henry Worsely, quien intentó la misma proeza, lo que le inspiró a hacerlo.
Worsely murió de una enfermedad tras ser rescatado a tan solo 48 km de la meta, en la barrera de hielo Ross.
En su comunicado desde el hielo en la víspera de Navidad, Rudd describió haber llevado la bandera de Worsely a los lugares que su amigo había estado tan cerca de alcanzar.
"Llevo la bandera de Henry... la que llevó en todos sus viajes, y es realmente importante para mí que esta vez la bandera llegue hasta el final y complete el viaje hasta la meta", dijo, antes de concluir sus mensajes como siempre lo hacía.
"Hacia adelante...".
Alto, seco y frío
La Antártica es famosa por ser el continente más frío en la Tierra, pero es también el más elevado y el más seco. El frío es tal que congela toda la humedad y técnicamente hace que el paisaje se convierta en un desierto.
Las capas de hielo, que alcanzan más de 1,6 km de grosor, cubren el continente y hacen que sea la tierra más elevada en promedio, con un pico que pueden alcanzar los hombres a 2.930 metros de altura.
La luz del sol, que brilla las 24 horas del día en el verano, según O'Brady, "es rara y desorientadora, pero en realidad me gusta", ya que le permite cargar sus paneles solares.
Los hombres deben llevar todas las calorías que consumirán durante el viaje, una tarea casi imposible considerando el nivel de esfuerzo energético, y hervir hielo y nieve para tener agua potable.
Aparte de verse ocasionalmente uno a otro como manchas en el horizonte, se han encontrado con muy pocas formas de vida.
En el Polo Sur, O'Brady dijo que encontró algunas señales de vida de los investigadores polares estacionados allí, pero se prohibió a sí mismo aceptar cualquier ayuda que le hubiera impedido alcanzar su objetivo de lograr la travesía sin ayuda.
Antes de acostarse, cada uno de ellos guardaba toda su ropa mojada en su saco de dormir, para poder usar el calor de su cuerpo para secar el equipo durante la noche.
Pero pronto estarán de vuelta en sus camas, recordando sus logros y soñando con el próximo objetivo previamente imposible.