El 30 de julio de 1715 una flota española que viajaba desde Cuba hacia España, cargada de oro para la corona, naufragó al encontrarse con un huracán. Trecientos años después, una familia estadounidense de Florida, encontró uno de los buques y su tesoro hundido en el océano Atlántico.
Se trata de un botín valorado en un millón de dólares, que hasta este 2015 permanecía escondido en el mar a unos 210 kilómetros de Miami y que cargaba 52 monedas de oro, entre las que se encontraba una con el rostro del Rey Felipe V de España, casi desconocida.
No fue hasta que aparecieron los Smichtt, una familia que se dedica a la búsqueda de tesoros en el mar, que se recordó la historia que cobró la vida de un millar de personas.
Además, se encontraron otros elementos, como una cadena de oro de 12 metros, sin embargo, se cree que aún se encuentran millones de dólares en plata y oro en el fondo del mar.
¿Qué pasará con el tesoro recuperado? Según las leyes del Estado de Florida, Estados Unidos, el 20% de este botín le pertenece y será exihibido en un musea, el resto, es propiedad de la familia Schmitt y la compañía Brisben, encargada del rescate y poseedor de licencias legales de búsqueda y explotación de esta zona.