La polémica decisión de Oklahoma de usar nitrógeno para ejecutar a los condenados a muerte
Cuando los condenados a muerte en Oklahoma salgan a su último paseo por la "milla verde", ya no se enfrentarán al final del camino con la camilla de la inyección letal.
El estado aprobó esta semana un nuevo método para las ejecuciones: hacer que los reaos inhalen nitrógeno.
Es el primer lugar de Estados Unidos en el que se aprueba esta práctica como método principal de ejecución, aunque seis estados contemplan la inhalación de gas como método alternativo a la inyección letal.
Este método ha sido cuestionado por las organizaciones de derechos humanos por la falta de pruebas sobre su efectividad y el sufrimiento que, en su criterio, podría producir a los reos antes de la muerte.
Sin embargo, el fiscal general de Oklahoma, Mike Hunter, consideró que un gas inerte "será efectivo, simple de administrar, fácil de obtener y no requiere procedimientos médicos complejos".
Y es que el estado no efectúa una ejecución desde 2015, por problemas para conseguir las sustancias que componen las inyecciones letales y por los incidentes reportados durante la última ejecución con ese método, en la que testigos aseguraron que vieron al condenado retorcerse de dolor.
Varios estados de EE.UU. debieron cancelar sus ejecuciones a muerte en los últimos años por no poder adquirir los medicamentos necesarios para las inyecciones letales, debido a la oposición de los fabricantes a que sus productos se usen para la pena capital.
"Tratar de encontrar compuestos alternativos o alguien con autoridad para prescribir y que esté dispuesto a proporcionarnos los medicamentos es cada vez más difícil y no intentaremos obtener los medicamentos ilegalmente", aseguró el Director del Departamento de Prisiones de Oklahoma, Joe Allbaugh.
De ahí el nuevo método para esta "solución final".
La muerte por nitrógeno
El nitrógeno es un gas inodoro e insípido que constituye aproximadamente el 78% del aire que respiramos, pero causa la muerte cuando se inhala sin la presencia de oxígeno.
Hunter explicó que con su aplicación en estado puro, el gas causa "fatiga, mareos, quizás un dolor de cabeza, pérdida de aliento y eventual pérdida de la conciencia".
Esto, en opinión del fiscal, podría llevar a la muerte "en solo unos minutos". También alegó que el método se utiliza cada vez con más frecuencia en los suicidios asistidos.
Sin embargo, organizaciones civiles y abogados de algunos de los condenados a muerte condenaron la elección del nuevo procedimiento, pues, en su criterio, no existen antecedentes que muestren la efectividad del gas para las ejecuciones.
Robert Dunham, director ejecutivo del Centro de Información de la Pena de Muerte, alegó que la Asociación Médica Veterinaria de Estados Unidos realizó un estudio con animales y consideró que el proceso no era apropiado para la eutanasia de los mamíferos, por el prolongado tiempo de sufrimiento que les causaría antes de la muerte.
Según indicó, la investigación determinó que, tras la inhalación del gas, un cerdo de 32 kilogramos tardó unos siete minutos en morir, lo que, en su criterio, supondría un tiempo de sufrimiento mayor para los humanos.
Dunham afirmó que no tiene conocimiento de que la hipoxia por nitrógeno se utilice en ningún otro lugar del mundo.
"Este es otro proceso de ejecución que no se ha probado y es experimental", añadió.
Dale Baich, uno de los abogados de un recluso del corredor de la muerte de Oklahoma, consideró que el estado necesitaba mostrar qué investigación científica tenía para probar la seguridad y legalidad de este nuevo proceso.
Aunque el fiscal Hunter alegó que existían pruebas documentales, no se refirió a los autores o el título de los artículos científicos que sustentan la decisión del estado.
El jefe del Departamento de Prisiones, por su parte, aseguró que la alternativa de la muerte por nitrógeno era una forma de hacer justicia con los familiares de las víctimas de los condenados a muerte.
El apoyo nacional a la pena capital se encuentra en su punto más bajo en más en cuatro décadas en Estados Unidos, según la última encuesta del Centro de Investigaciones Pew, un centro de estudios con sede en Washington.
Sin embargo, según el diario The Oklahoman, el estado se encuentra entre los lugares de Estados Unidos donde mayor aprobación tiene.
En 2016, más del 66% de los residentes que votaron en las elecciones presidenciales abogaron por la aprobación de una enmienda constitucional que estableciera específicamente que no se consideraría la pena de muerte un castigo cruel e inusual, lo que hubiera podido llevar a su suspensión.