Hernán López recuerda bien sus primeras visitas al centro comercial de Elephant and Castle, allá por 1992, cuando esta zona del sur de Londres era considerada un lugar peligroso y poco recomendable.
Un puñado de negocios latinoamericanos trataban de inyectarle nueva vida al viejo y dilapidado mall, inaugurado casi 30 años antes, por lo que él llegó hasta ahí buscando sonidos, olores y sabores familiares.
Y este colombiano, hoy de 58 años, terminó siendo testigo y protagonista del proceso que convirtió a esta zona en "el barrio latino" de la capital británica, con el vetusto centro de compras como su epicentro.
"Mi primer negocio yo también lo tuve en ese centro comercial que van a tumbar", le dice López a BBC Mundo mientras mira hacia la cavernosa construcción, que cerró definitivamente sus puertas la semana pasada en preparación para su inminente demolición.
"Nadie más quería meterse aquí, entonces lo hicimos los latinos: empezamos a montar más negocios, empezamos a conseguir viviendas en el área", le cuenta a BBC Mundo.
Algunos, como él, eventualmente abandonaron el gigantesco "shopping" -el primero de su tipo en Europa- para instalar sus negocios en calles aledañas, reforzando así el sabor latino de una zona en que casi uno de cada 10 habitantes (8,9%) se identifica como latinoamericano.
Pero muchos todavía conservaban tiendas en el mall que desaparecerá como parte de un plan de regeneración valorado en más de US$5.000 millones, uno de los más ambiciosos de Europa.
"Pérdida incuantificable"
Después de años de batallas lideradas por organizaciones comunitarias como Latin Elephant, aproximadamente la mitad de todos los afectados por la inminente demolición están siendo reubicados en nuevas unidades comerciales.
"Pero todavía nos queda es seguir peleando por aquellos que no han sido reubicados y quieren quedarse en el área", le dice a BBC Mundo Patria Román, su fundadora.
Según los datos del concejo municipal y la constructora que adquirió el viejo centro comercial, estos sumarían unos 36 comercios, pero Latin Elephant estima que realmente son más de 50.
Y emblemáticos puntos de encuentro de la comunidad latina, como "La Bodeguita", todavía no tienen claridad sobre su futuro.
Pero para Román, una profesora de la universidad de Loughborough que lleva años estudiando a la diáspora latinoamericana en Londres, el impacto del cierre del centro comercial va más allá del futuro de sus comercios.
"Era un espacio con un inmenso valor para la comunidad. Y lo que se pierde con ese espacio es algo que no se puede replicar", dice del rol que el centro comercial jugaba en la vida de muchos latinos de clase trabajadora de Londres, que son la mayoría.
"Muchos latinoamericanos no se identifican o lo rechazan por completo, porque también hay una cuestión de clase", concede la académica puertorriqueña, que llegó a Reino Unido por primera vez también en 1992.
"Pero para muchos era un espacio de convivencia, donde uno buscaba información, donde el que estaba desempleado se iba a tomar un cafecito y encontraba quien le dijera del trabajo que había o encontraba quien le diera una sonrisa", ilustra.
"Era un centro comunitario informal", resume Santiago Peluffo, un argentino de 34 años miembro del equipo de Latin Elephant.
"Era importante no solo para los migrantes recién llegados, que aquí encontraban las claves para navegar Reino Unido y Londres, sino para segundas y terceras generaciones", ahonda su colega Natalia Pérez, colombiana.
Y basta darse una vuelta hasta los arcos de Elephant Road, donde existe un pequeño clúster de negocios latinoamericanos, para confirmarlo.
Punto de encuentro
Ahí, frente a "La Chatica", una distribuidora de productos latinos, Britney, de 16 años, Lucía, de 15, y Jean Paul, de 17, lamentan en voz alta el cierre del centro comercial.
Fue justamente en el viejo "shopping", como ellos lo llaman, donde estos jóvenes, de padres colombianos y ecuatorianos, se conocieron y se hicieron amigos.
"Ahí era donde los jóvenes nos reuníamos y teníamos nuestro espacio, estábamos justamente hablando de eso, de que ya estamos muy separados", lamenta Britney.
"Desde que empezó el coronavirus cada uno cogió por su lado y ahora que tiran el shopping, peor todavía. Uno no puede decir 'quedemos en Elephant' porque ya no hay donde", le dice a BBC Mundo.
Aunque su madre, que come una empanada colombiana en una mesa vecina, cree que muchos latinos de Londres van a seguir convergiendo en Elephant and Castle, como lo hace ella hace desde que llegó a la ciudad, hace siete años.
"Uno siempre quiere sentir el sabor latino, el habla. Y yo veo que se están abriendo otras oportunidades, o sea que no nos vamos a perder del mismo sitio", le dice a BBC Mundo.
"Ya no vamos a tener ese centro comercial donde nos metíamos si hacia frio, o si había lluvia, y nuestros hijos podían jugar en el pasillo, pero igual nos adaptaremos, porque es lo que hay y es lo que hacemos", asegura.
Futuro incierto
Lo mismo opina Hernán López desde la puerta de sus "Tiendas del Sur", otro enclave de pequeñas tiendas latinas ubicado al sur del viejo "shopping center" desde hace 21 años.
"Esto va a seguir siendo latino. Nosotros vamos a seguir sobreviviendo", promete el colombiano, que hace poco renovó el arrendamiento de su local por otras dos décadas.
López, sin embargo, también reconoce que los latinos hace rato dejaron de mudarse al área, que es cada vez más costosa.
"Ya no es para nosotros, la working class, como la llaman aquí", concede.
De hecho, según datos de Trust for London, un cuarto de millón de latinoamericanos viven en Reino Unido, más de la mitad de ellos (145.000 en Londres), con una especial concentración en los distritos de Lambeth y Southwark, al que pertenece Elephant and Castle.
Y aunque es una población bastante educada, la tasa de desempleo de los latinos es del 70% y uno de cada cuatro tiene empleos básicos mal pagados.
Lo que explica porque para Patria Román la "gentrificación" (aburguesamiento) de Elephant and Castle puede terminar por hacer desaparecer al barrio latino.
Dos de los grandes triunfos de Latin Elephant, por ejemplo, fueron garantizar que un 10% de las unidades comerciales construidas como parte de la regeneración tengan que ser arrendadas a precios asequibles y extender el plazo para esta "renta asequible" de 5 a 15 años.
Pero los alquileres eventualmente subirán y, para sobrevivir, las tiendas latinas podrían verse obligadas a buscar otro tipo de consumidores muy diferentes a los actuales.
"Parte de mi piensa que siempre habrá alguito, porque los latinoamericanos son muy emprendedores y saben cómo hacer negocios", dice Román.
"Pero para sobrevivir muchos negocios tal vez ya no van a poder estar dirigidas a los mismos consumidores latinoamericanos, van a tener que aumentar precios", le explica a BBC Mundo.
Latin Elephant, sin embargo, está dispuesta a seguir ayudando a los latino a dar batalla para evitarlo.
"Las mismas autoridades locales reconocen la importancia de los latinos en esta parte de Londres, pero una cosa es reconocerla y otra es traducirla a hechos concretos como salvar el barrio latino", dice Natalia López.
"Así que nuestra visión en el largo plazo es seguir abogando por los intereses de la comunidad y el reconocimiento de este espacio como el barrio latino de Londres, para que le siga sirviendo a la comunidad como lo ha hecho", agrega.
Y Hernán López está convencido que, a pesar de todo, lo que se ha construido en Elephant and Castle durante los últimos 30 años es demasiado fuerte para que se rompa.
"Vamos a seguir siendo una área de convivencia, de reencuentros, de amigos, de solidaridad, de ayuda entre los mismos latinos Porque esto es una telaraña de favores", le dice a BBC Mundo.
"Así que vamos a estar aquí por décadas, por generaciones inclusive", asegura.