Irán desplegó baterías antiaéreas de origen ruso en una de sus instalaciones nucleares, anunció la agencia de noticias iraní Fars. Los misiles S-300 fueron transportados por la Guardia Revolucionaria iraní hasta la planta de enriquecimiento de uranio de Fordo, ubicada al sur de la capital Teherán.
Rusia comenzó a entregar a Irán los misiles de largo alcance tierra-aire S-300 en abril, y se espera que el contrato por 740 millones de euros (828 millones de dólares) se complete a fin de este año. El sistema ruso de misiles también será utilizada para defender otras instalaciones nucleares del país, explica la agencia.
"Hoy, el cielo de Irán es uno de los más seguros de la región", dijo al canal IRIB el general Farzad Esmaili, jefe de la fuerza aérea iraní. Por su parte, el ayatolá Ali Jamenei, en un discurso ofrecido a los militares de este cuerpo, insistió en el carácter puramente defensivo del poder militar iraní: "Los sistemas S-300 son sistemas defensivos, no de ataque, pero los americanos hicieron todo lo posible por evitar que Irán los consiguiera".
Levantamiento de restricciones armamentísticas
Rusia e Irán firmaron inicialmente un contrato para la entrega de varios sistemas S-300 en 2007, pero Moscú canceló el acuerdo debido al embargo de la ONU sobre la entrega de armas a la república islámica. El año pasado Irán alcanzó un acuerdo internacional para regular su programa nuclear y levantar las sanciones contra el país. El presidente ruso Vladimir Putin firmó entonces un decreto que autorizaba la venta de armas a Irán.
Precisamente uno de los negociadores iraníes que trabajó en el acuerdo nuclear el año pasado fue detenido y puesto luego en libertad bajo fianza, según comunicó este domingo (28.08.2016) el portavoz de Justicia Gholam Hussein Mohseni Edzehi a la agencia Isna. El vocero no quiso dar el nombre ni las acusaciones que pesan contra él, pero el portal de noticias Nasim había informado la semana pasada de la detención de Abdol Rassul Dori Isfahani, encargado de las discusiones sobre conexiones bancarias tras el fin de las sanciones contra Irán.
Entre las posibles acusaciones que baraja la prensa local estarían haber pasado información económica secreta a Occidente o, simplemente, haber ocultado su ciudadanía canadiense (ya que la doble nacionalidad está prohibida para los funcionarios iraníes).