AFP
La presidenta brasileña Dilma Rousseff negocia personalmente un pacto político que le permita escapar al impeachment y no descartó celebrar nuevas elecciones si la población quiere cambiar el sistema partidario actual, al que considera "exhausto".
Suspendida de su cargo y reemplazada por su vicepresidente Michel Temer, con quien está agriamente enfrentada, Rousseff dijo que dará a conocer la iniciativa en una carta que aún no tiene fecha de divulgación.
"Si tiene que haber nuevas elecciones siempre estaré a favor. Solo hay que considerar una cosa: no habrá democracia si mi mandato no es restablecido. Para que pueda haber cualquier tipo de proceso tiene que ser restablecido mi mandato y ahí se podrá consultar a la población y ver qué se hace", dijo este martes.
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"La única forma de interrumpir el mandato de un presidente es si el pueblo brasileño así lo quiere a través de un plebiscito", añadió en un encuentro con corresponsales extranjeros en Brasilia.
Altamente impopular, sitiada por una profunda crisis económica y con su Partido de los Trabajadores ametrallado de acusaciones de corrupción ligadas a una red de sobornos en Petrobras, Rousseff dijo que conversa personalmente con políticos y dirigentes de la sociedad civil para lanzar un amplio acuerdo que le permita recuperar su cargo y renovar el acuerdo democrático, que, dice, fue quebrado con el juicio político en su contra.
Detrás de los votos
La mandataria está siendo juzgada por el Senado, acusada de haber manipulado las cuentas públicas y autorizar gastos sin la venia del Congreso en 2014, año de su reelección, y a inicios de 2015.
El calendario previsto marca que su sentencia se conocerá a mediados de agosto. Si es hallada culpable perderá su cargo y quedará inhabilitada políticamente por ocho años.
Para salvarse, necesita 28 de los 81 votos posibles, seis más de los que obtuvo el mes pasado cuando fue separada de su cargo al ser admitido el impeachment.
Encontrar esos apoyos no parece fácil. A lo largo del año y medio de su segundo mandato Rousseff no se anotó una sola victoria política de peso, pero afirma que el tiempo y las recientes revelaciones que enlodaron al gobierno de Temer con el caso Petrobras están de su lado.
Temer perdió dos ministros en sus primeros 15 días por la divulgación de un audio oculto que sugirió que pretendían obstaculizar la investigación.
"Los senadores tendrán nuevos motivos para evaluar", afirmó. "Van a aparecer más cosas, estoy segura".
Juegos Olímpicos
Rousseff, de 68 años, vive en el gigantesco y esplendoroso Palacio de Alvorada, un edificio modernista precedido por espejos de agua y rodeado de grandes jardines. Allí, cohabita con su madre y realiza una intensa actividad política, según describe.
Dijo sentir una "enorme tristeza por Brasil" y repitió que no esperaba estar luchando nuevamente tras haber sido encarcelada en su juventud durante la última dictadura militar de Brasil (1964-1985) por integrar una guerrilla marxista y superar un cáncer.
También se mostró nostálgica a la hora de hablar de los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Rio de Janeiro a partir del 5 de agosto, los primeros de la historia en Sudamérica. La suspensión le impedirá presidir la inauguración.
"Pretendo, siempre que me inviten, asistir a las Olimpíadas. Si no me invitan, me subiré a un árbol y miraré con binoculares", bromeó. "Yo la vi nacer", agregó, en referencia al momento en que Brasil ganó la candidatura durante la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, su padrino político, hoy cercado por las investigaciones de Petrobras.
"Lamento inmensamente que a un mes de las Olimpíadas haya ese intento de tratar que cualquier cosa de las Olimpíadas aparezca como un producto de este gobierno provisorio", dijo.
La sentencia del impeachment se producirá en pleno desarrollo de la competencia y Rousseff justificó su cautela de no anticipar más detalles de sus acciones políticas para los dos meses que restan hasta el fallo.
"Mi opinión importa. Yo no dejé de ser presidenta de la República", dijo.
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