El nombre Srebrenica es sinónimo de uno de los mayores crímenes en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. En 1995, unidades bosnoserbias atacaron la pequeña ciudad en el este de Bosnia y mataron a aproximadamente 8.000 jóvenes y hombres musulmanes.
Desde el comienzo de la guerra de Bosnia (1992-1995), la región de Bosnia Oriental, a la que también pertenece Srebrenica, fue objeto de fuertes enfrentamientos. A pesar de que la población de la ciudad, próxima a la frontera con Serbia, estaba compuesta en un 75 por ciento por bosníacos (bosnios musulmanes), las tropas de los serbobosnios (bosnios ortodoxos serbios), bajo el comando del general Ratko Mladic, intentaban controlar la zona. Su objetivo era expulsar a los musulmanes con "limpiezas étnicas” y transformar a los bosnoserbios en grupo mayoritario.
Ataque a la zona protegida
Luego de varios enfrentamientos militares, el comando bosnoserbio anunció un masivo ataque contra Srebrenica con el objetivo de conquistar la ciudad. En respuesta a ello, la ONU, sobre la base de una resolución del Consejo de Seguridad, aprobó crear una zona de protección, que abarcaba la ciudad de Srebrenica y el entorno.
La ONU encargó la protección militar de la zona a los cascos azules del batallón "Dutchbat”. Esa tropa era, sin embargo, relativamente pequeña y estaba mal armada: al comienzo eran 600 soldados, que fueron reducidos luego a 400. Además, tenían mayormente solo armas ligeras, de autodefensa.
Cuando, a comienzos de 1995, unidades serbias atacaron la zona de protección de la ONU, Thomas Karremes, el comandante neerlandés de los cascos azules, solicitó apoyo aéreo. Pero este no tuvo lugar. El 11 de julio, tropas bosnoserbias entraron en la zona de protección y la ciudad de Srebrenica. Los soldados neerlandeses les entregaron sin oponer resistencia todos los puestos de observación y control.
En la cercana localidad de Potocari, todavía en la zona de protección, se reunieron entre 20.000 y 25.000 bosníacos, con la esperanza de recibir protección por parte de los cascos azules. Varios miles lograron entrar incluso en los terrenos militares, que constituían el cuartel general neerlandés.
Entregados a los asesinos
Ya en Potocari, ante los ojos de los soldados neerlandeses, los serbios comenzaron a separaron a los hombres y jóvenes de las mujeres y los ancianos. Las mujeres y los ancianos fueron transportados en autobuses a una zona controlada por bosníacos.
Unos 8.000 hombres y jóvenes fueron asesinados en fábricas abandonadas y bosques de las inmediaciones, siendo enterrados en fosas comunes. Algunas de ellas aún no han sido descubiertas. El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, con sede en La Haya, calificó el hecho como "genocidio”.
Particularmente negativo para los soldados del batallón Dutchbat es que entregaron a unos 350 jóvenes y hombres musulmanes que se habían refugiado en Potocari. Todos fueron asesinados.
Corresponsabilidad del batallón Dutchbat
Las "Madres de Srebrenica”, unas 6.000 mujeres, denunciaron a los soldados neerlandeses en 2014 en La Haya. Las "Madres de Srebrenica” dijeron que el Gobierno de los Países Bajos había ordenado a los cascos azules protegerse a ellos mismo y no a los refugiados.
El Tribunal les dio la razón: los hombres y jóvenes de Potocari no deberían haber sido entregados a los bosnoserbios, los Países Bajos son corresponsables de la muerte de los deportados el 13 de julio de 1995 del campamento del cuartel general de las fuerzas neerlandesas. El monto de la indemnización aún no fue fijado.
Pero las "Madres de Srebrenica” no se dieron por satisfechas con ello. Exigieron que el Gobierno de los Países Bajos debía asumir responsabilidad por los 8.000 muertos en su totalidad: "No es posible que los neerlandeses sean responsables de la muerte de nuestros hijos de un lado de la alambrada, pero no de los del otro lado”. Y presentaron un recurso de apelación. El Tribunal la rechazó.
También soldados exigen indemnización
Los abogados de los Países Bajos argumentaron que el batallón Dutchbat se hallaba entonces bajo el comando de la ONU y que los cascos azules no habían tenido otra opción que no combatir.
206 excascos azules que participaron en la misión en Bosnia, también presentaron, por su parte, denuncia contra el Gobierno de los Países Bajos. Exigen una indemnización de 22.000 euros por cada soldado debido a la mala preparación de la misión en Srebrenica. Dicen que se ven prejuiciados y perjudicados en su vida cotidiana y que el Ministerio de Defensa de los Países Bajos debe asumir responsabilidades también en sus casos.