Solidaridad, estafa y explotación sexual: el caso Nadia que indigna a España
AFP
La ternura de Nadia había llevado a los españoles a donar casi un millón de euros para curar su rara enfermedad. Pero después, la solidaridad mutó en indignación contra su padre, investigado ahora por estafa y explotación sexual de la menor.
Los padres de esta niña de once años enferma de tricotiodistrofia, Fernando Blanco y Margarida Grau, declararon el viernes en un juzgado de la Seu d'Urgell, un pueblo de montaña en la región de Cataluña, en el noroeste de España.
La citación se produjo tras un sorprendente hallazgo policial: en un pendrive, el padre de Nadia tenía fotos de la niña desnuda, informó la justicia.
Según la televisión regional TV3, que accedió a la interlocutoria del juez bajo secreto de sumario, había una imagen con los padres copulando mientras la niña los miraba y otras de Nadia "con contenido sexual".
En su declaración, los padres explicaron que las fotografías servían para comprobar la evolución de la enfermedad. "No hay nada especial ni con contenido pornográfico, sexual o de explotación", aseguró a los medios su abogado, Alberto Martín.
Las explicaciones no convencieron al juez que abrió una investigación por "exhibicionismo, provocación sexual y explotación sexual" contra ambos padres, que se suma al procedimiento por estafa iniciado en diciembre.
Entonces la policía descubrió que la familia había presuntamente estafado hasta 918.000 euros (975.000 dólares) recaudados para la hija. Casi 600.000 los habían destinado a gastos personales, como un coche, una casa o relojes de lujo, y el resto seguía en el banco.
En Afganistán "bajo las bombas"
La tricotiodistrofia es de una enfermedad genética rara, sin cura y con síntomas muy variados: desde baja estatura y peso, a piel escamosa, pérdida de cabello, problemas de vista o incluso retraso intelectual.
Afecta a unos pocos centenares de personas en el mundo y aunque "no tiene cura, no suele matar", explica a la AFP el dermatólogo Ramon Grimalt.
Sin embargo, desde hace años, Fernando Blanco y Nadia recorrieron periódicos, radios y estudios de televisión pidiendo donaciones para la niña que estaba a punto de morir, según el progenitor.
Nadia, tímida pero tierna, enamoró a la audiencia, impresionada por la historia heroica que contaba su padre, un español de 52 años con una antigua condena por estafa.
Según él, habían viajado por todo el mundo buscando una cura, pasándose incluso un mes en Afganistán "bajo las bombas" para visitar a un genetista escondido en una cueva.
A finales de noviembre, aseguró que necesitaban dinero para pagar un tratamiento innovador basado en una manipulación genética en un hospital de Houston.
Pero una semana después, los diarios El País e Hipertextual desmontaron la historia.
Según sus indagaciones, la niña se encontraba fuera de peligro, no había pruebas de sus viajes y no existían ni el hospital de Houston, ni el tratamiento, ni el doctor que la iba a hacer.
Poco después, la fiscalía abrió una investigación y la policía detuvo al padre después de saltarse un control policial huyendo hacia Francia con dinero en efectivo, una pistola de fogueo y relojes y artilugios electrónicos de alta gama, así como el lápiz de memoria con las fotografías sospechosas.
El juez ordenó encarcelar al padre y retirarles la custodia de Nadia, que ahora vive con su tía.
Los medios bajo sospecha
El caso escandalizó al país y también puso en tela de juicio la labor de los muchos medios de comunicación que difundieron la campaña.
"Al ser una historia humana, algo lacrimógena protagonizada por una niña enferma los medios se lanzaron sin pensarlo", afirma Marcel Mauri, profesor de Ética Periodística en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
"No se tomaron las precauciones para evitar contar mentiras. Eso es lo que ocurrió por exceso de generosidad, por bondad, por creer que un padre no puede hacer eso", coincide Rafael de Mendizábal, presidente de la comisión deontológica de la Federación de Asociaciones de Prensa.
El engaño provocó una caída de las donaciones para la investigación de enfermedades, denunciaron varias fundaciones. Por ello, la Plataforma de Organizaciones de Pacientes emitió un comunicado invitando a aportar dinero en proyectos supervisados y no en campañas individuales.