"Resultaba aterrador, pero fue una liberación", señaló en una conversación telefónica el estadounidense, de 34 años y exiliado en Rusia, al diario británico The Guardian que reveló su identidad en junio de 2013.
Snowden sabía que su vida cambiaría y que no habría "vuelta atrás" cuando decidió airear documentación secreta que demostraba que la Agencia Nacional de Inteligencia de EE.UU. (NSA) espiaba las comunicaciones de millones de personas.
"Ahora la gente sabe lo que ocurre”
El joven, que obtuvo esos documentos mientras trabajaba como consultor de la NSA en Hawai, decidió divulgar su nombre pocos días después de que se hicieran públicas sus filtraciones, al considerar que no había hecho "nada malo".
"Si hubiera querido mantenerme seguro, no hubiera abandonado Hawai", expresó el exanalista, que huyó primero a Hong Kong y más tarde a Rusia. Cinco años después, el antiguo analista considera que su acción ha contribuido a fortalecer las leyes que protegen la privacidad de las comunicaciones en países como el Reino Unido y Estados Unidos.
"Hay gente que dice que nada ha cambiado, que todavía existe la vigilancia masiva. Pero no es así como hay que medir el cambio. Si miramos hacia atrás, antes de 2013, y vemos lo que ha pasado desde entonces, todo ha cambiado", sostuvo Snowden.
"Ahora sabemos. Ahora la gente conoce lo que ocurre. La gente todavía no tiene poder para detenerlo, pero lo estamos intentando. Las revelaciones han logrado que la lucha sea más igualada", resaltó.
Vida incierta
El estadounidense aseguró a "The Guardian" que su vida es ahora más incierta que nunca, dado que la protección de Moscú depende de la voluntad del presidente ruso, Vladímir Putin, y las agencias de inteligencia de EE.UU. y el Reino Unido "no le han perdonado", según el diario.
Jeremy Fleming director de la agencia GCHQ, la división de escuchas del espionaje británico, indicó al periódico que la filtración de hace cinco años fue una acción "ilegal". "Provocó un daño real e innecesario a la seguridad del Reino Unido y sus aliados. Debería responder por ello", consideró Fleming.
Las agencias de inteligencia han visto golpeadas sus operaciones no solo por la información que publicaron los diarios, que alcanza tan solo el 1 % de los documentos que poseía Snowden, sino por el resto del material al que el antiguo analista tuvo acceso.
Los servicios secretos se han visto obligados a asumir que todo el material al que llegó a tener acceso el estadounidense como consultor de la NSA ha quedado comprometido, según "The Guardian".
David Omand, exdirector del GCHQ, se mostró de acuerdo en que las filtraciones provocaron daños a las agencias de inteligencia, aunque resaltó que las acciones de Snowden contribuyeron a mejorar la legislación.
"Ahora existe un marco legal más sólido y más transparente para captar la información de inteligencia necesaria. Eso habría ocurrido igualmente, por supuesto, pero sus acciones sin duda aceleraron el proceso", sostuvo Omand.