Por Pedro Schwarze
El triunfo de Mauricio Macri en Argentina en 2015 y la llegada al poder en 2016 de Pedro Pablo Kuczynski, en Perú, y de Michel Temer, en Brasil, fueron vistos como la demostración de que Sudamérica comenzaba a inclinarse a la derecha. Una línea en la que también está Juan Manuel Santos, en Colombia, y Horacio Cartes, en Paraguay. Todo eso coincidiendo con el evidente declive de la línea bolivariana y/o populista, que una década atrás pisaba fuerte bajo el liderazgo del venezolano Hugo Chávez.
Para el escritor y periodista peruano Álvaro Vargas Llosa un triunfo de Sebastián Piñera en la segunda vuelta de este domingo confirmaría esa tendencia. Pero aclara que el panorama regional podría cambiar radicalmente en 2018 si se confirma lo que dicen las encuestas en Brasil y en México, donde Lula da Silva y el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, respectivamente, aparecen en cabeza.
Además Vargas Llosa, en esta entrevista con T13 Semanal, duda de que un Alejandro Guiller Presidente pueda distanciarse de las corrientes populistas. “La composición del Parlamento chileno supone para un eventual Presidente Guillier una necesidad de arrimarse al Frente Amplio para apoyarse en él, a menos que tenga que abandonar completamente el populismo y pactar con la derecha, pero ese escenario en el Chile de hoy se ve casi imposible, un Chile muy polarizado y con una izquierda muy beligerante”, sostiene.
-¿Cómo ve el panorama regional sudamericano? Por un lado los gobiernos de corte bolivariano, populista como les dice usted, y por otro, los de derecha, más liberales. ¿Hay otras corrientes?
-Claramente en los últimos dos años ha habido un viraje en una parte importante de América Latina, sobre todo en Sudamérica, desde el populismo -que era muy dominante- hacia distintas variantes de la centroderecha liberal. Eso no admite duda. Los casos de Brasil y Argentina son muy emblemáticos. Además, por el peso que tienen esos dos países, lógicamente marcan tendencia. Lo cierto es que está todavía por definirse en los próximos días, semanas y meses exactamente si eso se confirma o no, porque hay distintos procesos electorales en perspectiva. Está el de Chile, y el próximo año hay elecciones muy importantes, en Colombia, México, Brasil, para no mencionar a Paraguay y Costa Rica, y también se está dirimiendo el resultado de la elección en Honduras, que ha sido muy reñida y muy discutida. Pero si se confirmara en México lo que dicen la encuestas, que (Andrés Manuel) López Obrador, el candidato populista, va adelante y gana; y en Brasil eventualmente que Lula (da Silva), que va adelante en las encuestas, o alguien en lugar de él con su apoyo –si Lula no puede presentarse como candidato por razones judiciales-, gana las elecciones, evidentemente el panorama cambia en forma radical en la región.
Un triunfo de Piñera confirmaría que el péndulo sudamericano se movió hacia la centroderecha
-¿Y cómo se ve la elección de Chile en todo esto?
-En Chile evidentemente está por verse lo que va a pasar. Todo indicaría que por una muy ligera ventaja Piñera va a ganar, pero lógicamente como es una ventaja ligera todo puede pasar. Y si fuera Guillier el ganador habría que ver el peso, la capacidad de presión que va a tener el Frente Amplio sobre un gobierno de Guillier, y si es así, eso también ayudaría a modificar un poco esta tendencia liberal y antipopulista de la que estábamos hablando. Así que yo diría, en resumidas cuentas, que claramente en los últimos dos años esa ha sido la tendencia, pero que los procesos electorales que están en marcha y que están en perspectiva en la región podrían modificar eso. De manera que es muy pronto para definir eso con total rotundidad.
-¿De todas formas hay líneas distintas, no? Como el caso uruguayo, lo que está ocurriendo en Ecuador -donde el Presidente Lenín Moreno se ha distanciado de la línea bolivariana- o la posibilidad de que en Colombia gane Sergio Fajardo.
-Sí. Sin ninguna duda. Hay una línea de izquierda moderada. La ha habido desde hace muchos años en la región. Quizá Uruguay fue el caso más emblemático, como lo había sido en su momento la Concertación en otra etapa de Chile. El problema es que desde la década de 2000 la tendencia en la izquierda no fue esa, fue la populista y la radical. Eso no significa que no hubiera un par de casos aislados de izquierda moderada, pero incluso esa izquierda moderada estaba totalmente influida en política exterior por la izquierda radical. De hecho, el propio gobierno de Lula y luego el gobierno de Dilma (Rousseff) fueron eso: aunque hubo mucho populismo en el tema de gasto público y corrupción, puede decirse que había una política interna más o menos moderada en función de lo que hubiera cabido esperar de una izquierda que venía de una cierta radicalidad. Pero su política exterior era de alineamiento total con Venezuela. Ahora está por verse qué va a pasar. Hay una izquierda que ha tomado distancia del populismo, por el ejemplo el caso ecuatoriano: yo sí creo que es un caso interesante, yo sí creo que la pelea (entre Moreno y el ex Presidente Rafael Correa) es real, a diferencia de lo que piensan muchos ecuatorianos. Todavía existe en la región una izquierda más moderada que está ahí. Pero si gana López Obrador (en México) y gana en Brasil una izquierda vinculada al PT (Partido de los Trabajadores, de Lula), me imagino que veríamos un renacimiento –quizá no en los mismo términos de la época de Chávez- del populismo latinoamericano. No digo que eso vaya a pasar. Creo que es improbable, pero las encuestas están ahí y todavía no se ven en esos países candidatos liberales muy claros para poner en ellos la expectativa de una victoria a estas alturas.
No podría descartarse que el día de mañana un Guillier Presidente tomara distancia del Frente Amplio, pero eso lo veo difícil porque la tendencia en la centroizquierda chilena ha sido en los últimos años a una cierta radicalidad presionada por la calle
-¿Guillier no entra en la corriente de la izquierda moderada?
-No podría descartarse que el día de mañana un Guillier Presidente tomara distancia del Frente Amplio, pero eso lo veo difícil porque la tendencia en la centroizquierda chilena ha sido en los últimos años a una cierta radicalidad presionada por la calle, por un cambio en la composición de fuerzas al interior de la propia izquierda donde el sector moderado ha estado acorralado, arrinconado un poco por el sector más beligerante.
-¿Si gana Piñera se puede decir que el péndulo regional, con el triunfo de Mauricio Macri en Argentina y de Pedro Pablo Kuczynski en Perú, está moviéndose hacia la derecha?
-Sí. Sin duda. Si gana Piñera se confirmaría que desde hace dos años por lo menos claramente el péndulo sudamericano va por ahí. Yo si hago una diferenciación sudamericana, porque en Centroamérica tenemos una situación en la que Daniel Ortega (en Nicaragua) se ha eternizado en el poder con un régimen populista, aunque ha pactado con los empresarios, tenemos en El Salvador el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, ex guerrilla) perennizado aunque por la vía democrática y con una tendencia populista en lo económico, y ahora en Honduras la oposición no ha reconocido la derrota y en el recuento que va a haber no se puede descartar que gane. Entonces en Centroamérica tendríamos tres países con fuerte influencia populista y luego López Obrador adelante en las encuestas en México, con lo cual podemos hablar de un péndulo sudamericano por ahora. Pero sin duda, con una victoria de Piñera se confirmaría eso.
-¿Cómo quedaría el equilibrio sudamericano en caso de que gane Piñera o en caso de que el ganador sea Guillier? ¿Habría más o menos énfasis en la apuesta por la Alianza del Pacífico, una relación distinta con Estados Unidos, por ejemplo? ¿O hay muchas variables en juego aún?
-Es verdad que tiene variables, porque la gran incógnita en un eventual gobierno de Guillier es qué capacidad de presión va a tener el Frente Amplio. La composición del Parlamento chileno supone para un eventual Presidente Guillier una necesidad de arrimarse al Frente Amplio para apoyarse en él, a menos que tenga que abandonar completamente el populismo y pactar con la derecha, pero ese escenario en el Chile de hoy se ve casi imposible, en un Chile muy polarizado y con una izquierda muy beligerante. Claramente hay ese matiz que hacer. Pero creo que una victoria de Piñera confirma el realineamiento sudamericano hacia el liberalismo y la centroderecha. Eso permitiría en la Alianza del Pacífico reafirmar la tendencia pero también abre posibilidades muy interesantes de vínculos más estrechos con Brasil y Argentina, es decir, con el Mercosur. Tiende un puente entre la Alianza y el Mercosur que hasta ahora ha sido mucho más retórico que real.
-El gobierno de Bachelet buscó ese acercamiento en algún momento.
-Sé que Bachelet y la Cancillería chilena hablaron de acercar a la Alianza y al Mercosur, pero en la práctica eso no terminó de ocurrir, y ahora es imposible para un gobierno de Bachelet semejante cosa, porque ella no ha estado muy interesada en vincularse a la onda liberal o de centroderecha de Brasil o Argentina. Pero en cambio para un Presidente Piñera es muy fácil anticipar la posibilidad de que se establezca un diálogo mucho más intenso y productivo entre Alianza y Mercosur. También veo la posibilidad siguiente: si eventualmente ganara López Obrador en México a mediados del próximo año, eventualmente López Obrador va a tratar de frenar la Alianza. Pero en ese caso Piñera y Kuczynski podrían perfectamente formar una especie de tienda aparte con Brasil y Argentina, con lo cual veríamos una situación de lo más interesante, y es una especie de nuevo grupo, de nueva iniciativa, no necesariamente formal, con nombre y etiqueta, pero en la práctica con algunos países de la Alianza, como Chile y Perú, y algunos países del Mercosur, como Brasil y Argentina, juntándose. Yo sí veo a Piñera en esa dinámica. No sé si lo está pensando ahora, pero creo que los acontecimientos podrían empujar un poco en esa dirección.