Por Pedro Schwarze
A tres meses de que Raúl Castro deje la Presidencia en Cuba, fijada para abril, en la que el gobernante dejaría en manos de Miguel Díaz-Canel su cargo, su ex jefe de despacho político, Alcibíades Hidalgo, admite que será prácticamente imposible que el histórico dirigente deje totalmente su influencia.
"Raúl tuvo una larga escuela a la sombra del hermano y luego ha gobernado el país durante una década", sostiene en contacto telefónico con T13 Semanal.
En esta entrevista, Hidalgo además evalúa el reciente viaje de la Presidenta Michelle Bachelet a la isla, el que califica como una "visita totalmente inapropiada". “Es realmente contradictorio que la señora Bachelet afirme que su legado principal en materia de asuntos internacionales es la defensa de los derechos humanos y viaje a Cuba donde no hay el más mínimo respeto de esos derechos y donde ni siquiera tuvo la cortesía, ni lo intentó, y se sabía que iba a ser de esta manera, de oír al menos algo del pensamiento opositor en la isla”, afirma.
-¿Considera que Raúl Castro ha buscado una forma más tradicional, más diplomática de relacionarse con los demás países de América Latina, a diferencia de lo que hizo su hermano Fidel?
-Fidel Castro siempre estuvo en busca de los titulares de la prensa mundial. Esa fue una constante en su quehacer político, en su vida personal, y Raúl Castro es una personalidad totalmente opuesta. Tuvo una larga escuela a la sombra del hermano y luego ha gobernado el país durante una década, más de 10 años en el poder, lo que no es poco, tiempo que ha estado usurpando un poder que en definitiva heredó de su propio hermano. Son dos estilos completamente diferentes. Raúl ha evitado el hecho de que Cuba sea la alabardera de todas las causas antinorteamericanas en el planeta y contribuyó a recomponer las relaciones con Estados Unidos aprovechando la bonanza del período de Obama y ahora está allí esperando tranquilamente que llegue el fin de sus días y también el fin de esa generación que usurpó el poder en Cuba durante tanto tiempo y tratando de hacer lo mejor posible para su familia, no para el país.
-Está programado que Raúl Castro deje el poder en abril. ¿Qué se espera que ocurra de ahí para adelante? ¿Viene un simple cambio de gobierno o se inicia tal vez una transición?
-El gobierno cubano enfrenta un momento difícil, por eso también acudir en su ayuda ahora es algo más perjudicial para los verdaderos intereses del pueblo cubano. La crisis de Venezuela es evidente, no cuajan las inversiones extranjeras en Cuba, hay un deterioro evidente de las relaciones con Estados Unidos donde había puesto la mayor parte de los huevos de la canasta, las inversiones europeas no aparecen en la medida que han sido anunciadas, y en medio de eso el almanaque sigue perdiendo dólares y Raúl Castro tiene, quiéralo o no, 86 años. No creo de ninguna manera de que (Raúl Castro) va realmente a abandonar el poder. Esto no es nada más que una pantomima más bien grotesca de un relevo, que no es nada del gusto del pueblo de Cuba. El (Raúl Castro) va a continuar siendo el primer secretario del Partido Comunista que, por definición, es la fuerza que dirige la sociedad cubana, como incluso reza en la Constitución, y va a dejar al frente del gobierno a un hombre más joven (el actual vicepresidente Miguel Díaz-Canel), cuestionado por sus iguales y que tiene que comenzar a ejercer ese poder ilimitado bajo la supervisión y el completo control de un Raúl Castro que va a seguir siendo la verdadera fuerza dirigente del país, como lo ha sido en los últimos años después que sucedió a su hermano.
-¿No podría ser sucedido por otro Castro?
-Hay un proyecto peregrino, de cierta herencia familiar, de dar continuidad a una dinastía de los Castro a través del hijo del propio Raúl, Alejandro Castro Espín. Es una figura gris, sin ningún valor salvo su árbol genético, que no tiene nada que le dé la legitimidad a los ojos de los propios líderes de aquella revolución de 1959 y mucho menos a los ojos del pueblo cubano. ¿Cuál es el derecho de la familia Castro a atribuirse una herencia del poder en Cuba después de 60 años de ejercerlo y, sobre todo, de los resultados que ha tenido ese largo gobierno?
La visita de Bachelet fue "totalmente inapropiada"
-¿Qué opinión le merece la visita de Michelle Bachelet a Cuba y su encuentro con Raúl Castro?
-La primera calificación que se me ocurre es que es una visita totalmente inapropiada. Sorprendente en el sentido de que ha dado una relevancia al tema cubano en la recta final de su mandato, con una agenda básicamente comercial y económica, no sé en qué medida justificable, porque las cifras que se dan de comercio e intercambio en general entre Cuba y Chile son realmente muy disminuidas y sobre todo tienen muy pocas posibilidades de un aumento real en el futuro inmediato porque hay una crisis económica en Cuba que no tiene atisbos de solucionarse y los llamados a inversionistas extranjeros chocan inevitablemente con la burocracia y la telaraña de regulaciones, y con el hecho indiscutible de que en Cuba no hay tampoco una seguridad jurídica para las inversiones. Es decir, las inversiones en Cuba no existen porque no hay una voluntad real del gobierno de permitirlas en las condiciones normales del mercado internacional. En ese marco va la señora Bachelet a Cuba y de hecho lo que ha tenido como resultado es un espaldarazo final a la gestión de Raúl Castro que supuestamente se retira del poder dentro de unos meses.
(La columna por Bolivia el 2009) fue muy del estilo hiriente de Fidel Castro, una estocada por la espalda, que además fue, con todo respeto, humillante para la señora Bachelet y para el pueblo chileno
-¿Por qué cree que Raúl Castro está dispuesto a recibir a Bachelet considerando, como usted dice, que la Presidenta chilena está de salida y ya mucho más no se puede hacer por la relación entre los dos países?
-El gobierno cubano está muy necesitado de un reconocimiento internacional. No corren ya los tiempos de antaño, en que había un Fidel Castro en el poder, que era una suerte de leyenda romántica de la revolución. Todo eso se ha ido deteriorando a medida que el gobierno de Raúl Castro ha llevado a la isla a una situación de subsistencia, quizá como nunca antes. Hay un retraso evidente en las medidas económicas, dicho de esa manera, porque ese gobierno cubano triunfa cada vez que continúa en el poder. Su logro no está precisamente en el bienestar del país. Pero si se hace un balance de los amigos y los enemigos o los opositores del gobierno cubano, realmente no hay mucho en favor (del ejecutivo de la isla). Cuba se ha aislado en temas internacionales muy importantes, como la misma crisis de Venezuela, que toca directamente a la región. Es abiertamente aliada de regímenes detestables como los de Siria y Corea del Norte y, en este sentido, abren los brazos a quien quiera visitar la isla. En estos días han tenido una racha de visitas internacionales que ha sido aprovechada muy claramente por el gobierno cubano. Viajó a la isla la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, y el senador estadounidense republicano Jeff Flake. Y completó, lamentablemente, ese trío la Presidenta chilena. Para Raúl Castro, que está buscando una cierta legitimidad a su retiro formal del poder, estas visitas son muy beneficiosas.
-Esta visita trae al recuerdo el viaje anterior, en 2009, donde Bachelet se reunió con Fidel Castro, quien no dudó en publicar posteriormente una “reflexión” muy crítica de Chile y donde apoyó la demanda marítima de Bolivia. ¿Raúl Castro sería capaz de hacer una cosa así?
-Creo que aquello fue muy del estilo hiriente de Fidel Castro, una estocada por la espalda, que además fue, con todo respeto, humillante para la señora Bachelet y para el pueblo chileno que ella representa. Uno siente, lamentablemente, un poco de vergüenza ajena con estos gestos de la señora Bachelet hacia los Castro, que ha sido, por cierto, demasiado obsequiosa con el gobierno de los hermanos Castro. Lo fue con Fidel Castro, a pesar de aquella banderilla que Fidel Castro le clavó después de acudir presurosa a su llamado, y también lo es ahora con Raúl Castro, porque está dando el respaldo y el prestigio que puede haber tenido el gobierno de su coalición en Chile. Eso lo está poniendo al servicio de una dictadura en retroceso, de algo que representa lo peor en América Latina. Ningún pueblo en América Latina quiere ser como el cubano, nadie quiere vivir como vive el cubano, y sin embargo, la señora Bachelet escoge Cuba como su último destino en América Latina. Realmente es algo lamentable.
-No está en el estilo de Raúl Castro algo como lo que hizo Fidel en 2009, ¿no?
-Para Raúl Castro solo hay beneficio en esta visita de la señora Bachelet. Como también en su momento para Fidel Castro solo hubo beneficio, pero no perdió la oportunidad de hacer ese gesto desdeñoso para la señora Presidenta de Chile. Fidel publicó ese comentario bastante irrespetuoso, después de haberla recibido, y sobre todo en las circunstancias de una visita oficial. Eso da una señal política, como fue en su momento la divulgación de una conversación telefónica con el Presidente de México, Vicente Fox. Es decir, no hubo respeto nunca de Fidel Castro para sus pares de América Latina y esta es una lección que debería haber aprendido la señora Bachelet.
-¿En qué sentido debería haber aprendido la lección?
-La Presidenta Bachelet increíblemente ha ido a Cuba ahora a subrayar las oportunidades de inversión en la Zona Económica Especial del Mariel, que es prácticamente algo administrado por la familia Castro. El constructor, administrador y supervisor de esa zona económica, que va siendo la punta de lanza de la economía cubana es nada menos que el yerno de Raúl Castro, el general Luis Alberto Rodríguez Callejas, que estuvo casado con la hija mayor de Raúl Castro (Deborah). Ese es un tema que está todavía por descubrirse, porque resulta que (la zona económica) fue construida por Odebrecht, fue apadrinado directamente por Lula da Silva y luego por su sucesora, Dilma Rousseff. Y, sin embargo, parece que es el único país de América Latina donde Odebrecht no se sabe todavía si repartió o no sus habituales prebendas. Hay que ver cuánto del dinero de Odebrecht anda por los bolsillos de los Castro en este momento. Realmente el hecho que una Presidenta de un país impecablemente democrático, como es el caso de Chile en el contexto de América Latina, vaya a Cuba a subrayar las oportunidades que representa la Zona del Mariel, es altamente contradictorio.