Secreto comercial versus libertad informativa
La Unión Europea envía señales contradictorias en cuanto a transparencia empresarial. El pasado martes (12.04.2016), la Comisión Europea respondía a las revelaciones de los Papeles de Panamá anunciando una nueva legislación que obligará a las grandes compañías de los Estados miembro a ser fiscalmente más transparentes.
Pero, este jueves (14.04.2016), el Parlamento Europeo votó a favor de una nueva medida que, según voces críticas, evitará que se produzcan nuevas revelaciones en el futuro. Quienes se oponen a la Ley de Protección de Secretos Comerciales, dirigida a proteger del espionaje a las multinacionales, argumentan que la medida criminalizará a los informantes y hará menos probables futuras revelaciones como la de los Papeles de Panamá o el escándalo Volkswagen.
“Si la Ley de Secretos Comerciales hubiera estado vigente, nunca hubiéramos sabido del fraude de las emisiones de los autos diésel”, dice Giulio Carini, de la organización anticorrupción italiana Riparte Il Futuro. “Volkswagen podría haberse defendido diciendo que sus procesos para testar vehículos eran secretos comerciales”, continúa. Y añade: “La medida parece tener un efecto disuasorio sobre los informantes y contrasta con el clamor popular por los Papeles de Panamá”.
Parte del carácter contradictorio de la Directiva de Secretos Comerciales reside en los tiempos. Se ha debatido sobre ella durante años, mientras que las escandalosas revelaciones sobre cómo los poderosos ocultan su dinero ha explotado hace solo dos semanas. “Pero no he visto que los medios conecten ambas cosas, el hecho de que, con la Ley de Secretos Comerciales, algo como los Papeles de Panamá pueda no volver a ocurrir”, dice Carini.
Revelaciones sensibles
La ley tiene como objetivo principal proteger los secretos de las compañías frente a la competencia. En la introducción, los legisladores argumentan que “los negocios innovadores están cada vez más expuestos a prácticas deshonestas, que tienen como objetivo apropiarse fraudulentamente de secretos comerciales”. Muchos países tienen sus propias leyes contra el espionaje industrial, pero, según la ley, “sin medios legales efectivos y equiparables para defender los secretos comerciales en toda la Unión Europea, los incentivos para estimular las actividades innovadoras y transfronterizas quedan socavados y el secreto comercial no cumple su potencial para impulsar el crecimiento económico y el trabajo”.
El Observatorio Corporativo Europeo se encuentra entre las muchas organizaciones que han respaldado una petición que ha logrado recabar 150.000 firmas para parar la ley. La institución argumenta que la definición que la medida hace de “secreto comercial” es “demasiado vaga”. En su página web, el Observatorio reconoce la importancia de los secretos comerciales, pero dice que los grupos de poder se han hecho “demasiado fuertes” en las compañías.
“Se ha transformado una legislación que debería regular la competencia justa entre compañías en algo parecido a un cheque en blanco sobre el derecho al secreto corporativo, que amenaza a cualquier persona de la sociedad que pueda necesitar acceso a información interna de las empresas sin su consentimiento: consumidores, empleados, periodistas, científicos”, argumenta el Observatorio.
Carini se muestra de acuerdo: "Esta directiva va demasiado lejos, porque pone la responsabilidad de probar que se actúa en interés público sobre los hombros del informante, sin definir lo que es ‘interés público'. Así pues, la ley va a favor de las empresas, que no tienen que probar lo que va en interés de sus intereses frente a la competencia”.
El periodismo, dividido
Por su parte, los periodistas parecen estar divididos sobre la ley. La Federación Europea de Periodistas, anteriormente descontenta con el borrador, ha expresado su satisfacción por la versión final, porque, en palabras de su directora, Renate Schroeder, contempla “excepciones claras para los periodistas.”
Pero las asociaciones alemanas no están tan tranquilas. Tanto la Unión de Periodistas alemanes como la Federación de Periodistas alemanes han emitido declaraciones esta semana pidiendo al Parlamento que rechazara la ley. Frank Überall, director de la Federación de Periodistas alemanes, dice que las excepciones suponen un “consenso mínimo para el trabajo de los periodistas”, porque mucho depende de la manera en que la ley se implemente dentro de los marcos jurídicos de cada país. “No debe ponerse en peligro ni tratarse como un peligroso criminal a la persona que observe prácticas inapropiadas e informe a los medios”, dice.
“Los periodistas, como los informantes, deben temer consecuencias legales masivas por hacer revelaciones y su trabajo se verá notablemente limitado”, advierte Cornelia Hass, directora de la Unión de Periodistas alemanes.