El presidente venezolano, Nicolás Maduro, declaró en una entrevista este domingo (17.11.2019) que "ese proceso que llaman dolarización puede servir para la recuperación y despliegue de las fuerzas productivas del país y el funcionamiento de la economía”.
La declaración podría parecer contradictoria si se toma en consideración que en el discurso chavista siempre se ha demonizado cualquier influencia extranjera en el país, especialmente del "imperio” estadounidense, cuya supuesta "guerra económica”, que lleva a cabo en confabulación con la oposición venezolana, ha causado la crisis de los últimos años.
Pero, ahora, el uso de divisas extranjeras en la economía venezolana es para el mandatario caribeño "una válvula de escape”, que "gracias a Dios existe”.
Algunos podrían interpretar esto como una insinuación de que Venezuela se encamina a una dolarización formal de la economía, duramente golpeada por la hiperinflación, estimada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 200.000 por ciento en 2019, y 500.000 por ciento en 2020.
Según la firma de asesoría económica Ecoanalítica, el 5 por ciento de las transacciones de productos y servicios que se realizaban en Venezuela en 2012 se pagaban con moneda extranjera, mientras que en octubre de 2019 la cifra llegó al 54 por ciento.
Sin embargo, expertos consultados por DW no creen que Maduro esté anunciando su intención de dolarizar formalmente la economía, sino solo reconociendo el uso creciente que los venezolanos hacen de divisas extranjeras -específicamente dólares, euros y pesos colombianos- para hacer frente a un bolívar débil y escaso.
¿Qué significa la dolarización de la economía?
"El proceso económico de dolarización es un proceso integral, no se refiere al uso del dólar como mecanismo de intercambio parcial”, explica el economista Luis Vicente León, director de la empresa de investigación de mercado Datanálisis. El experto aclara en entrevista con DW que la dolarización implica la completa sustitución de la moneda local por el dólar para todas las transacciones, lo que incluye el pago de salarios y la política monetaria y fiscal, algo que "no está ni cerca de estar planteado en Venezuela, y muchísimo menos en un gobierno como el de Maduro”.
En cambio, León considera que Maduro está reconociendo "la masificación 'de facto' del uso de las divisas, ante la ausencia de bolívares y la pérdida de funciones del bolívar como moneda de intercambio”. En otras palabras, "como en todas las economias que son rebeldes” los ciudadanos "han ido emigrando" hacia la utilización de los medios económicos que están disponibles.
Asimismo, el experto indica que la llamada 'dolarización informal' actual no es más que "el uso de divisas para crear burbujas” para subsistir, que "sí sirven como una válvula de escape en una economía cerrada”. Algo que conviene a Maduro porque "en el lado formal de la economía él se encuentra con una pared, que son las sanciones y el aislamiento”. En este sentido, que un sector de la población que tiene moneda extranjera en su poder pueda realizar transacciones con ella permite "garantizar cierto nivel de actividad y esquivar las sanciones estadounidenses”.
En la misma línea se expresa Henkel García, director de la consultora de análisis financiero Econométrica, quien ve difícil que se pueda aplicar una dolarización formal en Venezuela, en gran parte por las sanciones impuestas por Estados Unidos, por lo que interpreta que el Gobierno solo está reconociendo una situación "real y palpable” en el país.
"Maduro hacía referencia principalmente al uso del dólar de manera espontánea, que la sociedad ha hecho de forma obligada y como mecanismo de defensa ante la hiperinflación”, indica a DW. "El venezolano perdió la confianza en la moneda y decidió adoptar otra para poder operar y sobrevivir”, añade.
Este "proceso espontáneo” de dolarización informal ha estado creciendo "desde que Venezuela entró formalmente en hiperinflación, a finales de 2017”, explica García, que identifica un gran incremento en el uso de divisas extranjeras en marzo de 2019, cuando el país sufrió importantes apagones generalizados.
Divisas en circulación en Venezuela: entre lo legal y lo ilegal
Venezuela tiene un estricto control cambiario desde 2003 que prohíbe la venta y compra de moneda extranjera en el país, aunque recientemente tuvo una ligera flexibilización. En otras palabras, obtener dólares de un banco o una casa de cambio sencillamente no es posible. Tampoco lo es hacer compras en internet en divisas con tarjetas de crédito venezolanas, o en el exterior sin una autorización previa del gobierno, y sin respetar un monto estipulado.
Además, con una producción petrolera debilitada, la cual representa el mayor ingreso de divisas para el país, ¿de dónde vienen esos dólares que hoy circulan en la economía venezolana y han llevado a esta dolarización espontánea 'de facto'?
Los dos expertos coinciden en que las divisas que ahora están en circulación en el país tienen orígenes legales e ilegales, y la combinación de estos flujos permite que cada vez haya más transacciones que presciden del bolívar.
León señala "actividades no convencionales” que no están sujetas a las sanciones, y pone como ejemplo las remesas que familiares envían desde el exterior y los ahorros que los venezolanos ya tenían en otros países e ingresan en el mercado, así como también exportaciones no tradicionales, pagos de salarios en moneda extranjera por parte de empresas transnacionales para "poder mantener empleados”. A estas se agregan, según el experto, las actividades de contrabando en las fronteras, el narcotráfico y el narcolavado.
Por su parte, García apunta fuentes similares, entre ellas los ahorros en efectivo y la compra de pesos colombianos y dólares en la frontera, más las remesas y el dinero que los que viajan traen de vuelta al país. "Las fuentes son diversas y ahí conviven vías legales tanto ilegales”, subraya.
En cualquier caso, los analistas advierten que la dolarización formal de la economía venezolana no solo no está a la vista, sino que tampoco sería la solución final para recuperar al país de la fuerte crisis que atraviesa actualmente. Además, cualquier medida debe acompañarse de un conjunto de iniciativas fiscales, entre ellas, rescatar la confianza en las instituciones políticas, en el bolívar y en las inversiones en divisas, un proceso que previsiblemente tomaría décadas.