Ryanair compara a sus rivales con "yonquis" que "lloran" por las ayudas públicas
El presidente de Ryanair, Michael O'Leary, comparó este miércoles a las aerolíneas en dificultades que reclaman ayudas públicas con "yonquis" (drogadictos) y amenazó con llevar a los tribunales el eventual apoyo de las autoridades a Brussels Airlines o Lufthansa.
"Estas compañías que lloran desesperadamente para lograr ayudas me hacen pensar en yonquis que no tuvieron su dosis de droga", declara O'Leary en una entrevista al diario belga La Libre Belgique.
El irlandés considera las ayudas públicas al sector aéreo, profundamente impactado por la pandemia del coronavirus, como "competencia desleal". "Distorsionará el mercado aéreo durante cinco años al menos en Europa", afirmó.
La compañía de bajo coste Ryanair ya anunció el martes a la AFP haber llevado a la justicia europea las ayudas concedidas a la escandinava SAS y a las aerolíneas francesas en forma de aplazamientos de impuestos.
Su presidente expresó este miércoles su disposición a volver al Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) para denunciar la eventual ayuda, a su juicio "ilegal", de Bélgica a Brussels Airlines y de Alemania a Lufthansa.
La compañía belga, que la víspera anunció su intención de suprimir un cuarta parte de sus efectivos (unos 1.000 empleos), negocia desde hace meses, vía su matriz Lufthansa, una ayuda de Estado con el gobierno belga.
Respecto al gigante alemán, cuyo presidente aseguró recientemente contar con 10.000 trabajadores de más por la crisis, negocia una ayuda de varios miles de millones de euros con Berlín.
Ryanair, por su parte, planea despedir "un mínimo" de 3.000 personas, entre ellas "varios cientos" en Bélgica, recuerda O'Leary, que estima en "varios miles de millones de euros" la inmovilización de su flota por la crisis sanitaria.
El grupo reanudará el 40% de sus vuelos a partir de julio, pero no planea, entre las medidas sanitarias adoptadas, dejar un asiento libre entre los pasajeros para respetar el distanciamiento físico.
"Esta medida, que no es rentable para las compañías aéreas, no sirve de nada en la lucha contra la propagación de la COVID-19. Siempre consideré esa idea idiota", afirma el jefe de Ryanair.